CONTRA RETRATO
RICARDO ORTIZ GUTIÉRREZ
Muchos de los gobernantes durante la pandemia todavía no conciben el lugar que deben ocupar para convencer a la ciudadanía a cumplir con las “disposiciones sanitarias” para enfrentar al COVID-19 y prefieren justificarse con la sobada salida de aplicación voluntaria. La Federación ofrece medidas pero es en el municipio donde “gana valor” al materializarse. Sin la aplicación severa de la norma, el resultado dista de lo deseado, los contagios crecen con los decesos. Ricardo Ortiz Gutiérrez, presidente municipal de Irapuato, frente a las cifras entregadas por la Secretaría de Salud estatal y las respuestas de la población ante las medidas sanitarias, decidió aplicar políticas públicas sobrias, hasta severas, porque La Fresera tiene el 10 por ciento de las defunciones estatales (102), 1,965 contagios y 436 sospechosos. Un escenario que por salud no le conviene a los irapuatenses, por la pérdida de vidas y tampoco políticamente.
Apear a los usuarios del servicio de transporte público porque no llevan puesto el cubrebocas para evitar más contagios, es la aplicación de un decreto estatal que establece el uso obligatorio de la mascarilla, aunque cambia en este caso el método. Suspender el servicio de transportes los fines de semana, es similar, pero requiere de aplicación sistemática para no afectar a los trabajadores y la participación de los empresarios a fin de evitar aglomeraciones en el centro que pudieran provocar los contagios.