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EL PRI Y LA ETERNA CATARSIS

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Hace dos años, tras el monumental descalabro, los priistas se consolaban y trataban de buscar culpables ante la debacle electoral y el duelo no parecía tener fin. Hace un año, Alejandro Moreno Cárdenas, actual líder, visitaba el estado en su calidad de candidato y trataba de sobar chipotes y dar ánimos a una militancia dolida y abandonada.

Hoy el PRI guanajuate­nse, medio quiere despertars­e del pasmo y trata de reanimarse aunque lo primero que debe hacer es estabiliza­rse para ponerse en pie. Las fracturas y fantasmas del pasado reciente le siguen haciendo mal.

“Hartos de los malos manejos y la falta de responsabi­lidad de los dirigentes”, decía el entonces diputado local priista Jorge de la Cruz en un video en el que más de una veintena de jóvenes priistas de diversas partes del país, cuestionab­an el momento que vivía su partido tras la derrota hace dos años.

“Saludos, élite priista, mi nombre no es importante, tampoco mi edad, mucho menos mi cargo, lo único que importa es que soy priista, de los que sienten, de los que aman (…) no un militante más, somos los que sufrimos por los resultados pasados, quienes lloramos cuando perdimos y somos nosotros quienes nos levantamos a reinventar al partido”.

Habría que preguntar qué han hecho esos jóvenes que cuestionab­an la debacle tricolor durante esos dos años. Porque eso sí, diagnóstic­os del desastre que ha vivido el PRI Guanajuato desde hace 20 años no faltan. Pero falta pasar de las palabras a los hechos.

Y hace un año, como candidato casi único a la dirigencia nacional, Alejandro Moreno Cárdenas visitaba Guanajuato y recurría a los lugares comunes, al discurso de cajón. El mismo que han dicho otros 10 exdirigent­es nacionales.

“No tuvimos buenos resultados (en el pasado proceso electoral) pero Guanajuato será prioridad; nunca más Guanajuato abandonado, nosotros no vamos a permitir un partido donde quieran tomar decisiones unos cuantos”.

En Irapuato, Yulma Rocha y Alejandro Arias llevaron la voz cantante en reunión con la militancia. Mientras tanto, en la comida privada que ofreció Hugo Varela en su domicilio particular no estuvo ese binomio aunque sí lo hicieron el diputado José Huerta y Rigoberto Paredes además de Pepechuy Padilla.

Pocas cosas buenas que contar en el PRI de entonces a la fecha. Parece condenado a repetir su misma historia. Que unos cuantos aspiren a ser los ganones en una nueva derrota.

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