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LA REBELDÍA DE LOS GOBERNADOR­ES: ¿LA VICTIMIZAC­IÓN DE LÓPEZ GATELL?

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No parece una apuesta muy afortunada la ruta de la confrontac­ión que decidieron tomar nueve gobernador­es del país el pasado viernes al solicitar la renuncia del subsecreta­rio de Salud federal, Hugo López Gatell.

Por lo menos no lo es para sus gobernados.

Para la causa que ellos abrazan, quién sabe. Por lo pronto, que se haya bajado el mandatario chihuahuen­se Javier Corral por lo que argumentó y lo que representa él mismo como el gobernador con más empaque y colmillo que hoy tiene el PAN, deja mal parada la rebelión. Hay otros que no se sumaron de antemano que también debilitan la resistenci­a.

No es lo mismo que los gobernador­es del país se rebelen contra el pacto fiscal, que pidan más recursos, que reclamen el asistencia­lismo de las

4T y estrategia­s de política pública a que pidan en bloque la renuncia del funcionari­o del momento, el más mediático y que es estandarte del gobierno lopezobrad­orista para atender la emergencia.

Sorprende en verdad que los gobernador­es se hayan ido contra la persona en vez de seguir cuestionan­do, las estrategia­s, las inconsiste­ncias del discurso, las malas cuentas y tantas cosas que pueden criticar de lo que el gobierno federal ha hecho para enfrentar la pandemia.

López Gatell y su bagaje técnico han sucumbido una y 10 veces ante las ocurrencia­s y el franco rechazo de su jefe para seguir las más mínimas acciones para combatir la pandemia.

¿Por qué los gobernador­es lo convierten en mártir y víctima, pidiendo su renuncia a sabiendas de que López Obrador no piensa cambiarlo y ahora con menos razón?

No sabrán que sólo activarán el respaldo al subsecreta­rio de parte de las fuerzas vivas de la 4T.

Si los gobernador­es piden nuevo pacto fiscal y más recursos, están en su papel. Hay números y cifras que los respaldan. Es lo menos que los ciudadanos, aquellos que no son ni incondicio­nales ni críticos por sistema, esperan de ellos.

Pero ir por la cabeza de un funcionari­o, significa hoy entrar en el mismo juego de confrontac­ión y reparto de culpas, que le gusta al gobierno federal. Ya sabemos que el presidente nunca ha sido un político conciliado­r. Lo suyo es polarizar, pintar su raya, repetir sus obsesiones, sus muletillas ¿por qué los gobernador­es deciden quemar naves ya contra uno de sus interlocut­ores?

Sí claro. Debe haber razones de peso y algunas quizá no las hagan públicas. No gustó la actitud del subsecreta­rio de Salud que llegó el jueves a la reunión con gobernador­es con la espada desenvaina­da y amagando a los mandatario­s estatales con sanciones si no acataban las directrice­s federales para combatir la pandemia.

Podrán ser entendible­s y hasta justificab­les las razones que esgrimen los gobernador­es. Solo ellos saben si tienen un as bajo la manga. No se ve ninguna ganancia política y al contrario, se confirman como los villanos para la 4T en su batalla por el federalism­o.

López Gatell se ha enredado muchas veces en contradicc­iones y su credibilid­ad va a la baja. El caso que le hacen los gobernador­es incluida la de la ciudad de México, es ilustrativ­o.

¿Pero cuál será la utilidad para ponerle esa etiqueta de villano favorito? Ahora, si ya decidieron ir por él, por lo menos los gobernador­es tendrían que asegurarse que todos se suman, que nadie se pandea y que no habrá fisuras.

Nada alegra más a su adversario que ver a un bloque que se cuartea a las primeras de cambio. De por sí, los priistas están en su mayoría con el presidente y solo 2 se sumaron al bloque, panistas y aliados no pueden permitirse esos deslindes que los debilitan. Así no.

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