1.- GTO Leasing: asesoría ‘de buena fe’
De acuerdo con una ficha firmada por la empresa GTO Leasing –así, sin un funcionario o directivo responsable, ni un membrete oficial-, el papel de Remigio Francisco Álvarez Prieto fue el de un consultor que prestó sus servicios específicamente para el trámite de registro de la marca y su integración como socio fundador. Pasaremos por alto que dicha aseveración se realizó sin documentos que lo comprueben, ni los honorarios que implicó. ¿Se imagina usted la naturaleza de dicho servicio? Álvarez Prieto subcontrató a un despacho de abogados especializado en la Ciudad de México, para realizar el proceso del registro de la marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que incluyó una puja tras detectar logos similares ¿En cuánto se habría cobrado dicha intervención? En cuanto a la constitución de GTO Leasing, este contratista fue tan eficiente que primero se apropió de la marca a título personal con derecho de cobro por su utilización, para luego participar como socio, según afirman, para armar el vehículo de inversión. ¿El ISSEG que dirige Ricardo de la Peña Rodríguez actuó de buena fe? Si es así, estamos frente a una probable irregularidad, pues no se tuvieron los candados pertinentes en una operación que, dicho sea de paso, era innecesario realizar a través de un tercero que además el funcionario dijo no conocer con antelación. Hoy por hoy, en la susodicha ficha publicada hoy por Correo se indica que el proceso para ceder la marca y desligar a Álvarez Prieto está en puerta, sin embargo, la exhibición del riesgo utilizando los recursos del fondo de pensiones de los trabajadores del estado, ha dado muestra palpable de la necesidad de revisar a profundidad este proyecto. La mínima transparencia sería muy útil en estas circunstancias, estamos hablando de contrataciones que no se pueden ocultar, si consideramos que estamos ante una empresa operada –cuando menos- con 76 por ciento de recursos provenientes del fondo de pensiones de los trabajadores del estado. Evadir esta obligación argumentando que hay capital privado resulta aberrante a estas alturas. Eliminar toda opacidad es la única salida para disipar cualquier duda, cuando hablamos de una escasa participación privada y licitaciones que se conceden sin mayor dificultad a GTO Leasing. La marca, es sólo uno de tantos temas pendientes.