2. Falsas alarmas y psicosis
Este miércoles el caos se apoderó de la secundaria número 5 de Celaya, ‘Salvador Zúñiga Cardona’. Padres de familia fueron por sus hijos ante la amenaza de un supuesto ataque armado al plantel. Las advertencias circulaban en redes sociales desde el lunes. En un comunicado firmado por la directora Rocío Isabel Mondragón se exhorta a los padres a recoger a los estudiantes o no enviarlos. En el mismo documento se les avisa que los chicos están desperdiciando agua en festejos de cumpleaños, como si se tratara de temas igualmente relevantes. El escrito también señala que la Secretaría de Seguridad del municipio estaba al tanto de la situación. En efecto, patrullas estuvieron presentes, pero sólo un par de horas, durante el desalojo del plantel. Falsa alarma, confirmó más tarde José Manuel Subías Miranda, delegado de la Región V Este de la Secretaría de Educación de Guanajuato. Este episodio comprueba que los celayenses ya no se sienten tranquilos ni en espacios que deberían garantizarles seguridad, como las escuelas. La suspensión de clases presenciales en Silao por un joven que a finales de mayo amenazó con replicar la masacre en una primaria de Texas, es otra prueba de la psicosis que genera la violencia en todo Guanajuato. Por otra parte, el hecho de que los estudiantes utilicen temas tan delicados para hacer bromas, refleja la normalización de la crueldad, lo familiarizados que estamos con la sangre. ¿Y si como en aquella historia de ‘Pedro y el lobo’ un día la amenaza se cumple? Nadie, ni las potenciales víctimas, ni las autoridades, estarán preparados. La masacre de cinco estudiantes de bachillerato en Barrón, Salamanca, nos recordó que nadie está a salvo, abrió una herida que no sanará hasta que se garantice seguridad para todos. Mientras tanto, el miedo, la paranoia y la incertidumbre ya se instalaron en todo sector de la población.