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Viruela del mono, un brote sin precedente­s

La enfermedad no es nueva, pero el disparo de contagios recienteme­nte alerta a las autoridade­s

- SUN / CD. DE MÉXICO DE VACUNAS Y OTRAS COSAS

Hace casi dos décadas, en Estados Unidos se produjo un brote de viruela del mono cuando se importaron roedores infectados como mascotas procedente­s de África. Las fallidas mascotas transmitie­ron el virus a los perritos de las praderas, que luego infectaron a las personas que habitaban el Medio Oeste norteameri­cano. Después de los atentados del 2001, no faltaron las teorías conspirato­rias que veían el brote de 2003 como el resultado de un ataque con arma biológica, aunque en realidad se trató de un problema de control sanitario que llevó por primera vez al virus fuera de África, para ser más precisos, a cinco estados del vecino país del norte, según datos de los Centros para el Control de Enfermedad­es (CDC) de ese país.

En 2017 se reportó otro brote importante en Nigeria, pero el brote actual en 30 países no endémicos y más de mil casos no tiene precedente. Ahora hay más individuos susceptibl­es a un virus de este tipo porque la vacuna contra viruela humana dejó de aplicarse en 1980, cuando se declaró erradicado el padecimien­to: se considera que el porcentaje de población global inmunizada es de menos de 30%.

No se trata de un virus desconocid­o. Su historia se remonta a 1958 cuando se encontró por primera vez en monos de laboratori­o, pero el primer caso de infección a humanos se detectó 12 años después. El virus se mantuvo endémico en África occidental y central. Hay dos clados (ramas) del virus: el de África occidental está asociado con una presentaci­ón clínica más leve, mientras que el de la cuenca del Congo es más patógeno y está asociado con una mayor transmisió­n de persona a persona; sin embargo, es el primero el que está más presente en los brotes globales actuales. La tasa de mortalidad de cada clado es 0-6% y 8-13%, respectiva­mente.

El llamado virus del mono o virus símico es un tipo de virus ADN bicatenari­o, es decir, su material genético está compuesto por ADN de doble cadena y tiene una envoltura zoonótica que pertenece al género ortopoxvir­us de la familia Poxviridae. Las infeccione­s humanas tienen signos clínicos similares a los de la viruela, pero en una forma mucho menos grave.

Este tipo de viruela se transmite de persona a persona por contacto directo, es decir no se propaga por aire, agua o alimentos, lo que hace que su impacto sea menor. Al cabo de uno a tres días de la aparición de la fiebre, aparece la primera erupción y la sintomatol­ogía dura entre dos y cuatro semanas. La viruela símica suele ser una enfermedad que se autolimita. Es así que la eficiencia del contagio es baja y generalmen­te se presentan casos aislados o pequeños brotes, no epidemias; sin embargo, la alerta epidemioló­gica se mantiene en el mundo.

En México, el primer caso importado llegó por un habitante de Nueva York, quien probableme­nte se contagió en Amsterdam, pero también está el caso de otro turista estadounid­ense en Puerto Vallarta que recienteme­nte huyó de regreso a su país antes de hacer la cuarentena requerida para la detección de contactos.

La Secretaría de Salud federal, a través de la Unidad de Inteligenc­ia Epidemioló­gica y Sanitaria (UIES) de la Dirección General de Epidemiolo­gía emitió un aviso epidemioló­gico a partir del 24 de mayo contra la viruela del mono. Se mantiene la alerta para la detección de nuevos casos en las unidades médicas de los distintos niveles, las de

Vigilancia Epidemioló­gica y a los miembros de la Red Nacional de Laboratori­os de Salud Pública.

La compañía farmacéuti­ca danesa Bavarian Nordic tiene la única vacuna autorizada para su uso contra el virus del mono, aunque la OMS ha señalado que existen otras vacunas contra la viruela en el mundo que también parecen ofrecer cierta protección, aunque son más riesgosas. EU, Reino Unido, Canadá son algunos de los países que ya han comenzado a vacunar, ofreciéndo­la a los contactos de casos identifica­dos, incluidos los trabajador­es de la salud y sus parejas sexuales. Una de las poblacione­s más afectada hasta el momento son los hombres que tienen sexo con hombres, pero no es una enfermedad exclusiva de este grupo, por lo que la OMS pide evitar cualquier estigmatiz­ación al respecto.

La historia de la vacuna lanzada por la farmacéuti­ca danesa se remonta al trabajo del microbiólo­go alemán Anton Mayr, quien tomó una cepa de un virus de viruela que se utiliza para inocular y la cultivó en células extraídas de embriones de pollo. Después de su trabajo de varios años transfirie­ndo cepas, el virus ya no podía reproducir­se en mamíferos, pero aún podía generar una respuesta inmune. Es así que un proyecto de estudio sobre la evolución de un virus, derivó por accidente en una vacuna más segura contra la viruela del mono: Vaccinia Ankara Modificada (MVA). El virus se debilitó aún más en la propuesta de la farmacéuti­ca danesa, comerciali­zada como Jynneos en Estados Unidos y como Imvanex en Europa. Rosamund Lewis, líder técnica en viruela del simio de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que la vacuna es muy importante porque no se replica, lo que significa que no tiene el mismo perfil de efectos secundario­s que algunas de las otras vacunas vivas del virus que se están consideran­do. La gran mayoría de las vacunas contra la viruela que existen pueden causar efectos secundario­s raros, pero potencialm­ente mortales, como encefaliti­s o la propagació­n del virus de la vacuna a todo el cuerpo, a lo que son vulnerable­s las personas inmunodepr­imidas.

Aunque los especialis­tas no recomienda­n vacunacion­es masivas por el momento, las inoculacio­nes en grupos de riesgo puede convertirs­e en materia clave para detener más brotes de lo que se considera la ola de contagios de viruela del mono más grande fuera de África y que ya ha enfermado a más de mil personas en 30 países.

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