2.- La unión y fuerza de los jesuitas
Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, son los nombres de los sacerdotes jesuitas asesinados en Cerocahui, en la sierra Tarahumara. Pedro Palma Gutiérrez, guía de turistas, es la tercera víctima del atroz crimen ocurrido la noche del lunes. Autoridades de Chihuahua señalan como responsable a José Noel Portillo, ‘El Chueco’, por cuya captura se ofrecen 5 millones de pesos. La congregación de los jesuitas cuenta entre sus filas al propio papa Francisco, quien condenó la violencia en México, que en esta ocasión tocó un punto delicado. La Compañía de Jesús tiene presencia en 18 estados de la República, donde administra colegios y universidades de renombre. Guanajuato arropó a la orden desde su llegada al país. Ayer, los rectores de los siete planteles que conforman el Sistema Universitario Jesuita se congregaron en León para sumarse a la exigencia de justicia. El ITESO, el Tecnológico Universitario del Valle de Chalco y la Universidad Iberoamericana son parte de este grupo. Los jesuitas se han caracterizado por su activa participación en la vida política del país. Se diferenciaron de los franciscanos por sus tendencias intelectuales y menos austeras. Aunque no dejaron su labor en comunidades, a partir de la década de 1940 se encomendó a sus colegios la educación de la élite social. En contraste, algunos de sus miembros estuvieron detrás de la Liga 23 de Septiembre, movimiento guerrillero de formación comunista. En épocas más recientes, fue en la Ibero donde se gestó la protesta juvenil ‘Yo soy 132’, en oposición al presidente priista Enrique Peña Nieto. La Fiscalía de Chihuahua sostiene que no hay un móvil político o ideológico detrás del asesinato de los sacerdotes, sin embargo, la comunidad a la que fueron arrancados tiene poder e influencia fuera del ámbito de la fe, y quizá su voz tenga el peso necesario para acelerar el esclarecimiento del caso.