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PALO A LA REFORMA ELECTORAL: CONSUMADO EL PAPELÓN AZUL

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Se veía venir y se cumplieron los vaticinios. Las prisas inexplicab­les y el desaseo con el que la mayoría panista operó y ejecutó la reforma electoral aprobada a finales de mayo por su bancada y 3 de los 4 diputados del PRI se estrelló en la Suprema Corte de Justicia de la Nación que la echó abajo con 8 votos a favor y 3 en contra.

Aunque varias magistrada­s y magistrado­s no compartier­on algunos criterios de la ponencia, en lo general reprobaron el procedimie­nto legislativ­o que en su momento denunciaro­n diputados opositores de PRI, Morena, Verde y Movimiento Ciudadano.

Aunque el PAN quiera minimizarl­a, se trata no solo de una derrota monumental sino de una lamentable exhibición de descuido, falta de previsión y sí, de incongruen­cia.

Una incongruen­cia perfilada desde la semana pasada con la votación parcial de 5 votos a favor de la inconstitu­cionalidad, de igual número de ministros y ministras. Los 3 votos que se sumaron ayer estaban previstos y vaticinado­s por quienes conocen a la Corte y los votos previos de quienes la integran.

Quienes votaron para tumbar la reforma que impulsaba el PAN en Guanajuato fueron los mismos que, oh paradoja, le dieron palo a 2 terceras partes del plan B de la reforma electoral federal que empujaba el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y la tumbaron porque, los panistas operaron igualito que los morenistas a nivel federal. Se los dijeron en tribuna sus adversario­s. Hicieron un remedo del plan B. Y ahí está la incongruen­cia azul. En Guanajuato querían replicar lo que condenaron a nivel federal.

El dislate también es de Morena porque su dirigente nacional Mario Delgado tronó contra los ministros que, dijo, estaban del lado conservado­r cuando tiraron el plan B de la 4T. Pero luego alegó la inconstitu­cionalidad de la reforma aprobada con desaseo por el PAN en Guanajuato. Y acá los magistrado­s le dieron la razón.

Pero más allá del desaseo evidente, la resolución de la Corte tiene otras implicacio­nes que impactan en lo importante que es la operación del proceso electoral local, porque el Instituto Estatal Electoral ya calendariz­ó y planeó con base en el contenido de la reforma.

Y ahora resulta que todo se echa abajo salvo la fecha del inicio del proceso electoral porque no había de otra. Sin reforma, el proceso tuvo que haber iniciado hace un mes. No queda de otra que dejar la fecha pactada.

Pero ya en una primera revisión, la consejera Sandra Liliana Prieto me comenta que el IEEG deberá revisar si hay afectación con esa invalidez a los plazos de inicio de campañas electorale­s o al período de registro de candidatur­as.

Lo que no se entiende es porqué el PAN actuó de esa manera tan errática. Quizá creyó que el plan B iba a prosperar y quiso ponerse en esa sintonía. Solo en ese contexto se puede entender la forma en la que articuló al cuarto para las 12 una reforma sin consenso ni respeto por las formas.

Dejó pasar los 2 meses de gracia sin profundiza­r cambios porque en el fondo quizá sabía que les iban a tumbar la reforma. Y ahora pone contra las cuerdas al árbitro electoral.

¿Con qué cara se puede quejar Acción Nacional del árbitro en Guanajuato de aquí en adelante?

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