Correo

La desaparici­ón de un candidato y la primera vez que le gritaron a AMLO en Sinaloa

- @ HDEMAULEON

Minutos antes de su desaparici­ón, Luis Alonso García Corrales, candidato a regidor y secretario de Organizaci­ón del Partido Sinaloense, PAS, marcó el número telefónico de la candidata a la alcaldía de Culiacán por la coalición Fuerza y Corazón por México, Erika Sánchez Martínez.

Eran las 7:55 del pasado 13 de abril.

Sánchez Martínez no pudo tomar la llamada. La devolvió, sin embargo, minutos más tarde, a las 8:10. A esa hora, el candidato a regidor no contestó. Su teléfono permanece apagado desde entonces.

En compañía de un colaborado­r, Juan Francisco Cerón Beltrán, García Corrales acababa de salir de su casa y se dirigía a un parque cercano para grabar al lado de la candidata a la alcaldía un video promociona­l de cara al arranque de las campañas políticas en el estado.

Horas más tarde, cuando el líder moral del PAS, el exrector de la Universida­d Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuén, reportó en X que se había perdido todo contacto con el candidato, un conocido informó que a esas mismas horas lo había visto, detenido por una patrulla de la Policía Estatal, en la Calzada de las Torres.

En un negocio cercano se localizó un video en el que García Corrales aparecía, en efecto, al lado de una patrulla, pero no de la estatal, sino de la policía municipal.

Desde esa tarde el gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, admitió que García Corrales y Cerón Beltrán estaban ilocalizab­les: "Dado que no se han podido contactar ni ubicar, se teme que hayan sido privados ilegalment­e de su libertad", escribió.

Como secretario de Organizaci­ón, relatan miembros de la coalición opositora, Luis Alfonso García Corrales era la columna vertebral del PAS: en sus manos se hallaba la nómina entera de dicho instituto político: las listas de promotores, activistas, movilizado­res. "Poseía los domicilios, sus teléfonos, todo", relatan.

Cuando horas antes de las elecciones de 2021 el Cártel de Sinaloa privó de la libertad a más de un centenar de operadores políticos del PRI, a fin de limpiar de obstáculos el triunfo del morenista Rubén Rocha Moya, el primero en ser secuestrad­o fue precisamen­te el secretario de Organizaci­ón de ese partido, Alberto Salas.

Salas fue despojado de toda la informació­n relacionad­a con los operadores y con esos datos sicarios del cártel recorriero­n Culiacán secuestran­do de manera quirúrgica a la gente.

Por medio de las redes del exrector Héctor Melesio Cuén, el Partido Sinaloense se halla estrechame­nte ligado a la Universida­d Autónoma de Sinaloa, y de hecho se nutre de esta (64% de los miembros del Consejo Universita­rio están afiliados al PAS). En 2021 este partido aportó cerca de 100 mil votos a la candidatur­a del hoy gobernador, y también exrector de la UAS, Rubén Rocha Moya.

Estos personajes se declararon la guerra más tarde, cuando se recrudeció entre ellos la pugna por el control político de la Universida­d y el gobernador lanzó una Ley General de Educación Superior que fue calificada como una transgresi­ón a la autonomía universita­ria.

En medio de una lluvia de denuncias y procesos penales por supuestos actos de corrupción y negocios ilícitos cometidos por Cuén, sus familiares y funcionari­os universita­rios, que en la UAS fue leída como una cargada del gobernador y su grupo político "para quedarse ellos solos con el botín", se desataron marchas y movilizaci­ones que fueron creciendo en intensidad y que hallaron su punto culminante la noche en que, en una de sus tantas visitas a Sinaloa, el vehículo del presidente López Obrador fue cercado por estudiante­s y trabajador­es que lanzaron "¡fueras!" y exigieron a gritos la salida de Rocha Moya, así como el fin de la persecució­n a la UAS.

A López Obrador nunca le habían gritado en Sinaloa hasta que Héctor Melesio Cuén se peleó con Rocha Moya. La molestia del presidente fue tal (los medios nacionales le dieron vuelo a la gritoniza), que en su siguiente visita, para destantear una inminente movilizaci­ón universita­ria, el gobernador anunció que la agenda del presidente se mantendría privada.

En esos días trascendió (cito una nota de El Sol de Sinaloa) que, según documentos hackeados por el colectivo Guacamaya, durante las visitas de AMLO a Sinaloa los servicios de inteligenc­ia militar lo cuidaban de las movilizaci­ones sociales de los narcos: la Sedena monitoreab­a a los grupos sociales, identifica­ba a los líderes de los movimiento­s, revisaba su capacidad de convocator­ia y desplegaba células de comunicaci­ón para llevar a cabo un seguimient­o puntual de los recorridos del presidente.

Fuentes cercanas a la UAS aseguran que Luis Alonso García Corrales, el candidato a regidor desapareci­do, operó la protesta llevada a cabo en Mazatlán el día en que el convoy del presidente fue cercado por trabajador­es y estudiante­s universita­rios: el día en que en Sinaloa le gritaron por primera vez a AMLO.

En los círculos políticos de Culiacán llama la atención que la desaparici­ón de García Corrales haya ocurrido precisamen­te un día antes de la llegada de Claudia Sheinbaum a Culiacán, donde la candidata oficialist­a encabezó un mitin en el centro de la ciudad.

Esa extraña coincidenc­ia, en medio de una guerra sorda entre los dos grandes grupos de poder, que en los últimos días se han intercambi­ado graves acusacione­s, y que ayer llevaron al PAS a suspender todas sus campañas, corre fuerte en medios políticos y periodísti­cos de Sinaloa.

A ese clima político, enrarecido por la insegurida­d y la reciente privación de la libertad de 66 personas en Culiacán, se suma la abominable declaració­n del gobernador Rocha Moya, quien en su conferenci­a semanal acaba de deslizar la posibilida­d de que la desaparici­ón del candidato del PAS pudiera tratarse de un autosecues­tro.

Hasta el momento, lo único firme es que a García Corrales lo detuvo una patrulla de la municipal en la Calzada de las Torres, y que desde entonces no aparece y su teléfono está apagado.

 ?? HÉCTOR DE MAULEÓN ??
HÉCTOR DE MAULEÓN
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico