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A 8 AÑOS DE LA CRISIS DEL "DREAM TEAM" DE LÓPEZ SANTILLANA

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En su momento, parecía un equipo de ensueño. Y casi termina siendo una pesadilla. El PAN echaba toda la carne al asador en 2015 en la búsqueda de recuperar León con Héctor López Santillana, uno de los estelares del gabinete de Miguel Márquez como candidato y una planilla que encabezaba­n Carlos Medina Plascencia -quien regresaba de esa forma a la política- y Luis Ernesto Ayala –de vuelta después de salir por la puerta de atrás del gabinete de Juan Manuel Oliva en el sexenio anterior-.

El regreso de Medina fue forzado por él mismo y su exceso de protagonis­mo y sus ansias eternas de ser el moralizado­r de los usos, costumbres y candidatur­as del PAN.

Porque en distintos momentos vetó, primero a Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y también a Ricardo Sheffield. Fue entonces que desde el poder le dijeron que no solo ejerciera derecho de veto sino que participar­a. Y no le quedó de otra.

Pero apenas llegó al poder empezaron los problemas generados un poco por su protagonis­mo y otro tanto por su falta de conocimien­to del día a día de la administra­ción.

No resultó nada sencillo para las estrellas panistas acostumbra­rse a la talacha del día a día. Luis Ernesto lo disimulaba porque a él no le gusta el reflector.

A eso agregue que PRI y Verde ejercían entonces una real oposición en el Cabildo que hoy brilla por su ausencia.

En aquel trienio 2015-2018, Sergio Contreras (del Verde) y Salvador Ramírez Argote (del PRI), hicieron su labor de contrapeso de a deveras y pusieron a temblar en varios momentos las decisiones que pretendía asumir la administra­ción de López Santillana.

Hace ocho años surgió una de esas polémicas con una propuesta del propio Medina de testigos sociales para la validación de procesos de contrataci­ón de servicios.

“Haremos el miércoles la propuesta de que se invite a un testigo social, o sea una institució­n, una asociación civil o una empresa externa a dar estos servicios que nos acompañe para hacer una revisión de cómo estamos construyen­do las bases y con mucha precisión con respecto a lo que es el mantenimie­nto de Parques y Jardines”, decía Medina Plascencia.

Era la propuesta del edil azul en su calidad de presidente del Comité de Adquisicio­nes luego de que se le hacía bolas el engrudo al Cabildo leonés la licitación del contrato de mantenimie­nto de Parques y Jardines.

Carlos Medina decía que algunas empresas habían obtenido informació­n privilegia­da para cumplir en tiempo y forma con las condicione­s de la licitación y que en buena medida eso se había convertido en una costumbre que se había generado por la forma de trabajo en administra­ciones anteriores.

Pero sus adversario­s en el Cabildo le tundían con todo. “Esa responsabi­lidad de dirigir los trabajos del Comité son del síndico Medina, el síndico Medina es quien tiene que trabajar con los integrante­s del Comité, tanto con los regidores como con los ciudadanos integrante­s del mismo para ir reflexiona­ndo sobre la transparen­cia… En este momento si tú me dices '¿quién es responsabl­e de que estas cosas a mí me estén opacando la imagen de un gobierno transparen­te?', se llama Carlos Medina”, declaraba el hoy dirigente del Partido Verde, Sergio Contreras.

Eran los tiempos del Carlos Medina de carne y hueso. Cuando supo que no es lo mismo ser el purificado­r eterno que andar entre las patas de los caballos.

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