¿Puede el ADN ayudar a tu piel?
El 2021 es el año de la belleza natural, pero… ¿el precio de los productos personalizados realmente vale la pena? Kate Pasola investiga.
Si tu cara fuera una bomba de tiempo de acné latente, repleta de la base mejor formulada, que de alguna manera crea la piel más brillante y seca al mismo tiempo… Dejarías a un lado tu escepticismo y apuesto que saldrías en este preciso momento en busca de las mejores técnicas y productos para la piel.
Mi paciencia llegó a su final, dermatológicamente hablando. Eso incluye tener un acceso privilegiado a cualquier suero maravilloso de 40 ingredientes o máscaras faciales futuristas. A finales del año pasado, llegué a una conclusión decepcionante: tener una epidermis brillante y poros diminutos, no era más que un sueño lejano. Sueros demasiado duros o no lo suficientemente intensivos; hidratantes ricos o insatisfactorios; bastantes activos en la fórmula, que provocan un efecto dominante de inflamación... es muy raro para mí que un producto se sienta tan “bien”.
Pero entonces, la industria cambió. Palabras como “personalizado”, “a la medida” e “individual” comenzaron a flotar en los vientos del mundo de la belleza, con la promesa del fin de los cosméticos de talla única. El rostro sonriente de Emilia Clarke apareció en la publicidad de Clinique, acompañado de botellas del nuevo ID Moisturiser de la marca. La bandeja de entrada de mi email del trabajo empezó a leerse como un frenético entrenador de vida, con millones de PR’s de marcas dispuestas a ofrecer una solución personalizada. Me sentí, como dicen, “vista”.
Lo que me lleva a la razón por la cual me escondo detrás de mi pantalla, tomando una muestra del interior de mi boca, antes de enviar todos mis datos genéticos a un laboratorio a cientos de kilómetros de distancia. El mes pasado estuve en una misión imposible para determinar si la industria de la belleza puede cumplir con su afirmación de que los cosméticos personalizados son el nuevo milagro. ¿Podría mi ADN convertirse en un cinturón de vida dermatológico, o será una pérdida de tiempo, dinero y, bueno, de datos personales?
MI HISTORIA...
Todo comenzó con la gama ID Moisturiser de Clinique. Si es suficientemente bueno para Khaleesi, lo es también para mí. Ofrece más de 20 combinaciones diferentes de bases y cartuchos de ingredientes activos. Elegí mi base y cuando intenté añadir un activo, me encontré con opciones para todo, desde el tono desigual de la piel y la irritación hasta la retexturización y la fatiga de la piel. ¿Cómo se supone que una chica privada de sueño, crónicamente deshidratada y con un presupuesto limitado pueda escoger solo... un problema dermatológico?
¿Paso número dos en mi misión? Duolab. Esencialmente una máquina de Nespresso para el rostro, esta empresa de belleza utiliza la inteligencia artificial para analizar una foto de tu piel, prescribe una de las 15 combinaciones personalizadas de ocho cápsulas de L’Occitane (que se entregan directamente en tu puerta) y mezcla una “monodosis” de hidratante con tan solo pulsar un botón. Usa una aplicación (y su política de privacidad) para estudiar mi cara, a través de una serie de preguntas de opción múltiple con la intensidad de Anne Robinson en una ronda final de El rival más débil. “¿Están tus poros dilatados y por lo tanto, visibles? ¿Cómo describirías el área alrededor de tus ojos? ¿Sufres de imperfecciones y puntos negros?”. Mi calma se reduce; si quisiera volver a discutir
“SIEMPRE HABÍA PENSADO QUE TENER UNA PIEL HERMOSA SIN POROS ABIERTOS NO ERA MÁS QUE UN SUEÑO LEJANO PARA MÍ”.
mis defectos personales en una conversación unilateral, habría agendado una primera cita en Tinder. La verdadera alma del Duolab, por ahora, reside en la propia mezcla, que no contiene conservantes y utiliza la tecnología “termo-cosmética” para calentar las cremas a la temperatura natural de la piel. Así que mi búsqueda de un régimen “justo” (que ahora he llamado Operación Ricitos de Oro) continúa, aún sin resolver.
MIS GENES
Lo que me devuelve a ese hisopo de saliva. Lista para dar el salto, acudí a Allél (laboratorio europeo), donde realizan pruebas de ADN para ayudar a los clientes a encontrar los “impulsores clave del envejecimiento”. Apenas 12 días después de que envié mi hisopo, un consultor me llama para compartir su análisis de mi genoma. Nuestra conversación comienza con una encuesta sobre mi rutina actual de cuidado de la piel y mis preocupaciones. Pero tras aprender de mis errores con el Duolab, me quedo callada sobre mis principales problemas (inflamación y una completa incapacidad para soportar unas vacaciones soleadas sin que mi piel se convierta en papel crepé) para ver si los datos pueden decírselo... aunque yo no lo haga. Mi terquedad me hace sentir a veces triunfante y culpable. La línea telefónica deja de sonar. ¿Mi silencio lo ha dejado perplejo? No exactamente. Mi consultor, Eli, no está perturbado. Y aunque toma 30 minutos de charla para llegar a los resultados, cuando los revisamos, algunos de los hallazgos son verdaderos. Eli me informa que mis principales impulsores del envejecimiento son el “fotoenvejecimiento” (es decir, una debilidad para tolerar el sol) y la “sensibilidad de la piel” (una tendencia a la inflamación y el enrojecimiento). La lista de “signos visibles” predichos es exacta (pigmentación irregular, capilares rotos, intolerancia a ciertos cuidados de la piel y piel escamosa). Sin embargo, es un servicio extremadamente
costoso: por mi prueba de ADN pagué alrededor de 6,500 pesos y comprar todos los productos sugeridos, habría significado desembolsar algo más de 80,000 pesos. Tendría que ser la mismísima Kendall Jenner para liquidar esas cantidades (y siendo sincera, no creo que pase en esta vida).
Otros laboratorios, como Skintelli, respaldado por Johnson & Johnson, ofrecen el mismo servicio pero con recetas de una selección más amplia de marcas. Parece que todavía hay un hueco en el mercado para las pruebas rápidas de ADN emparejadas con el asesoramiento clínico, sin mencionar los presupuestos variados. Y ahí es donde Sophie Shotter, una dermatóloga (con especialidad en genética), entra a mi vida. En los próximos años, ella espera asociarse con un servicio de ADN para ofrecer exactamente este proceso en su propia clínica. “La genética es compleja para entender. El lenguaje en estos informes es a menudo muy complicado”, lamenta.
Shotter elogia a Allél y Skintelli por hacer accesible este tipo de información a los clientes, pero su sueño es proporcionar un “cruce entre el análisis de ADN personalizado y la experiencia en dermatología”. Imagina que la personalización es una solución para aquellos con presupuesto, que no necesariamente pueden permitirse experimentar. En lugar de servir como una técnica de marketing para vender productos, propone que las pruebas de ADN logren que sus clientes terminen comprando menos productos para el cuidado de la piel. Al sumergirse en la composición genética de una persona, se puede ver exactamente cómo funciona su tez, dónde tiene un rendimiento superior y dónde necesita un poco de ayuda: “Esta tecnología nos permitiría realmente adaptar el cuidado de la piel a sus necesidades. Probablemente terminaría con menos productos, pero más específicos”, explica.
EL FUTURO ES AHORA
Si estamos en las primeras etapas del cuidado de la piel enfocado en el ADN, ¿qué nos depara el futuro? Pido las predicciones del experto en epigenética, el profesor Wolf Reik, quien trabaja en el Instituto Babraham, un centro de investigación de biociencias (asociado de la Universidad de Cambridge). Me habla de una o dos ambiciones futuristas más allá de las pruebas caseras de ADN; aunque es reacio a prometer demasiado. Lo que sí comparte es información sobre un proceso patentado en el que los científicos podrían tomar células de la piel de una persona, restablecer su “edad biológica” a cero y luego usarlas con fines dermatológicos.
“Todo eso es hipotético ahora mismo. Pero empezamos a pensar en aplicaciones prácticas”, advierte. Al reflexionar sobre los trasplantes de piel juvenil y los usos sugeridos de estas innovaciones biológicas en las fórmulas para el cuidado de la piel, admite: “No sé muy bien cómo funcionan, tal vez haría un extracto de mis células de piel rejuvenecida y lo pondría en una crema. Hay muchos signos de interrogación aún. En teoría, me imagino que tiene algún beneficio”. Así que me pregunto: ¿realmente estamos obteniendo retorno de la inversión? Después de todo, junto con el costo financiero, también está la cuestión de la privacidad de los datos.
“Con estas pruebas directas al consumidor, no solo estás regalando tu
“TU INFORMACIÓN GENÉTICA ES LA MAYOR CANTIDAD DE DATOS PERSONALES QUE PUEDES DAR”.
información genética (que es la mayor cantidad de datos personales que puedes dar), también la de tus familiares”, advierte Anjali Mazumder, profesora de investigación de IA, justicia y derechos humanos en el Instituto Alan Turing, en Reino Unido. Gracias a “23andMe”, más de la mitad de la población estadounidense con ascendencia europea es ahora identificable por el ADN (Mazumder cree que está más cerca del 80%); incluso esto ayudó a la policía de aquellla nación a resolver un caso de asesinato después de consultar esa base de datos de ADN. Todavía no se ha descifrado ningún crimen en nuestro país utilizando bases de datos genéticas privadas pero es un futuro que no parece muy lejano (tampoco la perspectiva de que las compañías de seguros consulten nuestros genomas antes de ofrecer cobertura por enfermedades). Incluso ha habido casos en que los “hackers del genoma” han hecho progresos en la revelación de información genética sensible; lo cual ha demostrado que los datos anónimos pueden, en algunos casos, ser reidentificados. Reik está de acuerdo, advierte que estos nuevos avances requieren una mayor educación y regulación. Mazumder aprecia los avances médicos, sociales y humanitarios que estos conjuntos de datos de ADN pueden ofrecernos, sin embargo, recomienda una investigación previa si se está considerando hacerse una prueba: “Infórmate. Haz preguntas sobre quién es el dueño (de los datos), ¿tienes la opción de no participar? ¿Qué pasa con tu ADN? Mucho de esto es concientización”, recomienda.
Entonces, ¿dónde deja esto a la Operación Ricitos de Oro? Tal vez, mi misión me ha enseñado que la respuesta al cuidado perfecto de la piel no necesariamente se reduce a la más alta de las ofertas técnicas en el mercado. Tomemos el estudio más reciente de Olay, el cual encontró que los hábitos tienen un mayor efecto en el envejecimiento de la piel que la genética. ¿Qué significa esto en realidad? Protector solar. Agua. Mucho sueño. Cuando le pido a Reik un consejo antiedad, me responde que nuestro código epigenético está influenciado por el medio ambiente, la nutrición y otros factores del estilo de vida. ¿Sus recomendaciones? Ejercicio y no fumar. No es un hallazgo glamuroso, pero sí tranquilizador. Un día, quizás en un futuro no muy lejano, la personalización y el ADN nos ahorrarán a todos tiempo, dinero y los recursos finitos del planeta. ¿Pero por ahora? Me atendré al consejo que Reik me dio por teléfono: “¿El secreto? Es todo lo que tu madre te enseñó”.