Life is Good
Un dicho popular reza que “la vida dura tres días y dos ya pasaron”. El tiempo, la vida y todo lo que nos rodea se va como el viento y pronto nos convertiremos en recuerdos, poco después ni eso.
dinero, trabajo, preocupaciones, desilusiones y un montón de nubes, nos distraen de lo verdaderamente importante: vivir, amar, ser felices y plenos.
La bonitilla K, no es la excepción, aunque sí ha buscado ayuda para sobrellevar los duros golpes que nos da este trayecto llamado vida. Pero algo que la enfada demasiado –y que para eso no ha encontrado guía– es cuando lee esas historias (que crecen de forma insultante en redes sociales), sobre el “sufrimiento” de muchas personas. Esas que suplican por atención con frases como “el peor día de mi vida” para generar lástima o simplemente tres segundos de atención.
No tolera a quienes creen que tuvieron una educación dura porque papi los obligaba a ir al golf o no recibieron en Navidad la muñeca que con tanta fe pidieron. Esos que expresan su preocupación porque su cumpleaños se celebra en confinamiento o su boda tendrá que posponerse.
Ella, K, pregona con el ejemplo, porque en su trayectoria profesional ha escuchado más cosas malas que buenas. No es que ella haya sufrido más o menos, pero conoce el verdadero sufrimiento, el que conmueve y nos recuerda que en este siglo todavía hay gente que muere de hambre, por no tener los recursos para ir al médico, o en medio de una guerra.
K se prohíbe usar su historia para generar cualquier tipo de simpatía porque se perdería el respeto, sobre todo sabe que afuera de su micromundo hay una realidad terrible; que ni siquiera puede tener una pizca de idea de cómo es sufrir de verdad.
K jamás hablaría de sus intimidades familiares, a pesar de que los defectos de carácter de sus miembros, y los propios, más de una noche la dejen sin dormir. Sabe que los retos profundos son íntimos, estrictamente privados y personales. Pero también sabe que los miembros de su familia son perfectos con su imperfección y agradece cada día por sus vidas.
La bonitilla K, como todos aquellos que han estado en las simas más profundas, desprecia a quienes hablan del dolor para convivir. Quien verdaderamente sufre y padece no tiene tiempo para contarlo en redes sociales o postear su tragedia; aprende a encontrar los regalos de la vida.
Sabe que vivir con los seres amados es una bendición a pesar de sus defectos. Que tener tiempo para quejarse de lo dura que es la vida, es un regalo de la existencia. Sabe que aquellos –quienes verdaderamente sufren– encuentran, en absolutamente todas las situaciones, el lado positivo.
Por todo, ella te invita a que cuando leas las “tragedias” de quienes buscan llamar la atención les digas: “Qué bueno que tienes una vida tan feliz”. Y que si tú eres de ese grupo, pienses en lo afortunada y bella que es tu vida.
El último año fue terrible para todos a nivel global. Las tragedias están en cada hogar; el dolor, con cada irreparable pérdida; el miedo y la incertidumbre se convirtieron en nuestra sombra y, a pesar de todo, estamos aquí y somos, sin duda, afortunados.