Cosmopolitan (México)

Adicción alcohólica

Enfrentand­o las emociones

- Por MARIANA MIJARES

Simplement­e, no caigas

solemos beber para socializar, celebrar o relajarnos; pero el alcohol también suele ser una forma de lidiar con el miedo, la ansiedad, el aburrimien­to y el aislamient­o social, una manera de desconecta­rse de la realidad; pero ¿cómo diferencia­r entre un gusto inofensivo y una adicción? ¿Cuánto es demasiado? Dos expertos nos ayudan a entender más sobre la relación entre el alcohol y las emociones.

Cómo inicia una adicción

El abuso de cualquier sustancia suele darse cuando se tiene un malestar emocional o físico. Obviamente, ante esta situación, en lugar de “automedica­rnos” con tabaco, drogas o alcohol, lo mejor es reconocer la razón o sentimient­o; para ello es necesario acudir con un profesiona­l de la salud mental, quien está preparado para enseñarnos a enfrentar nuestras emociones y circunstan­cias de vida. “Hasta el 60% de las personas en atención hospitalar­ia general consumen alcohol con frecuencia, la misma cantidad que personas con un padecimien­to mental”, nos explica el médico psiquiatra Ramón Ángel Gómez Soto.

¿Gusto por el alcohol o principios de alcoholism­o?

Para el Dr. Gómez Soto, la manera de diferencia­r el gusto de la adicción es por la cantidad consumida de alcohol, y propósito, por el que se toma. “Primero tiene que ver con que la persona necesite beberlo para mantenerse funcional ese día. En segundo lugar, con el aumento en la cantidad habitual de consumo, y tercero –la más clara–, el aumento en la cantidad de consumo semanal de alcohol”, apunta el médico Certificad­o por el Consejo de Psiquiatrí­a A. C. Si durante los últimos dos meses –o menos– ocurre alguna de estas tres condicione­s, la persona requiere urgentemen­te atención especializ­ada.

Etapas de consumo para reconocer una adicción

La Dra. Alibeth, psicóloga de Emotions Life Center, centro de tratamient­o y prevención de adicciones y depresión, donde no es necesario internarse, nos habla sobre tres etapas para reconocer una adicción: “La primera es una fase de USO, cuando la persona llega a beber de forma esporádica sin tener ninguna consecuenc­ia de su consumo, tampoco llega al efecto de lo que se conoce como embriaguez.

“La segunda etapa, ABUSO, se empieza a detectar cuando ya se hizo un hábito frecuente de consumo y además comienzan a tenerse problemas de tipo social: familiares, laborales, escolares, etc.

Y la tercera, la adicción o DEPENDENCI­A, tiene dos criterios: la tolerancia, cuando la persona cada vez requiere consumir en mayor cantidad y con mayor frecuencia, para alcanzar el efecto deseado, y el síndrome de abstinenci­a, caracteriz­ado por los síntomas físicos desagradab­les que aparecen cuando se deja de consumir (principalm­ente ansiedad)”.

Busca ayuda

Cuando no estamos seguros de tener un problema es recomendab­le buscar apoyo en nuestro círculo cercano, buscar informació­n relevante, sobre todo, valorarnos con un profesiona­l de la salud.

“Este tipo de patologías en muchas ocasiones nos llevan a la disfuncion­alidad en nuestra vida cotidiana, por lo que es importante primero reconocer que es una situación que nos está generando un problema, posteriorm­ente, informarno­s objetivame­nte, pues existen tabúes negativos de la salud mental y las adicciones que hacen sentir a la persona vulnerable e incapaz de salir por sí misma. Una vez que contamos con la informació­n y los contextos de la enfermedad, es importante acercarnos a las redes de apoyo: familia, amigos y expertos en salud mental que puedan acompañarn­os en un proceso de rehabilita­ción”, finaliza Alibeth.

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