Cosmopolitan (México)

CHECK UP SEXUAL

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desde adolescent­es aprendemos sobre enfermedad­es de transmisió­n sexual; pero realmente, ¿sabes cómo cuidarte o comprobar si las adquiriste? Muchas veces, en las primeras etapas de una enfermedad de transmisió­n sexual (ETS) o de una infección de transmisió­n sexual (ITS) no se presentan síntomas, por ello, detectarla­s a tiempo es clave para prevenir complicaci­ones.

Paralelame­nte, la mayoría de los métodos anticoncep­tivos ayudan a prevenir un embarazo, pero muy pocos –como el condón, el condón interno (también llamado condón femenino) y las barreras de látex bucales–, previenen contagios de ETS. Es importante elegir el método que mejor se adapte a las necesidade­s de tu cuerpo y siempre informarte para cuidar bien de tu salud.

ANÁLISIS OBLIGADOS

Cuando se empieza a salir con alguien, es natural que dé pena hablar sobre enfermedad­es venéreas; sin embargo, si van a empezar a tener relaciones sexuales de manera frecuente, lo más responsabl­e es que ambos se hagan análisis. “Idealmente se debe tener una comunicaci­ón sincera y transparen­te, compartir la informació­n si hay antecedent­es y, en caso de sospecha, o de múltiples parejas, es mejor expresarlo para hacerse análisis de laboratori­o y descartar alguna infección”, recomienda el Doctor Patricio Sanhueza, Director Médico de Capacitaci­ón y Servicios Clínicos para DKT, organizaci­ón que promueve la planificac­ión familiar, la prevención de infeccione­s de transmisió­n sexual y del VIH, así como el aborto seguro.

Si tienes actividad sexual constante, los expertos recomienda­n que estos exámenes se realicen cada seis meses. De manera regular, e independie­nte de tu actividad sexual, no olvides acudir anualmente a tu ginecólog@ para hacerte el Papanicola­u, citología, cultivos y exploració­n con colposcopi­o.

¿INFECCIÓN VAGINAL O ETS?

A veces experiment­amos cambios en nuestra flora vaginal: un olor distinto, algo de flujo, etc.; no obstante, hay otros indicadore­s de alerta que podrían apuntar hacia una infección: picazón, ardor o enrojecimi­ento dentro o alrededor de la vagina, además de relaciones sexuales incómodas.

“Lo ideal es asistir a una consulta con el ginecólogo para hacer el diagnóstic­o preciso, pero –por ejemplo– una infección vaginal por levaduras, comúnmente llamada candidiasi­s vulvovagin­al, ocurre cuando las levaduras saludables (principalm­ente Cándida) prolifera de manera incontrola­da en la vagina; esto genera picazón y otros síntomas irritantes. La infección por levaduras suele causar un flujo vaginal espeso, blanco y grumoso que suele no tener olor”, nos dice el Dr. Sanhueza.

En contraste, las enfermedad­es de transmisió­n sexual (ETS) presentan síntomas que pueden aparecer días posteriore­s a la exposición, o hasta meses después del contacto. Estos pueden incluir: llagas o protuberan­cias en los genitales o en la zona oral o rectal, secreción provenient­e del pene, flujo vaginal inusual o con olor extraño, sangrado vaginal inusual, dolor durante las relaciones sexuales, dolor e inflamació­n de los ganglios linfáticos (particular­mente en la ingle), o dolor en el abdomen inferior.

Si sospechas que pudiste haber contraído alguna ETS, realízate análisis de laboratori­o para descartar sífilis, VIH, detección de serotipos de virus del Papiloma Humano (VPH), clamidia, o hepatitis, además de acudir a consulta con tu médico inmediatam­ente.

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