Confesión: Zoom ya nos aburrió, aunque no la pijama
Después de un largo tiempo de clases online... Platicamos con un especialista en salud mental porque ¡nuestras emociones para este back to school ¡están ma-tán-do-nos!
desde que comenzó la pandemia, el tiempo se detuvo. Pasaban los meses y no veíamos su fin, había mucha incertidumbre. Poco a poco, nos acostumbramos (no nos quedó de otra) a hacer nuestra rutina diaria en casa: clases y reuniones online, home office, ejercicio y otras cosas que nos mantuvieran entretenid@s para no sentirnos abrumad@s por el encierro. Sí, yo sé que al principio fue una especie de minivacación. (Admito que me emocioné cuando dijeron que cancelarían clases; obvio, porque desconocía la GRAN magnitud de esta enfermedad y lo que estaba por venir...). Incluso –confieso– he sido de las que en ocasiones prendo la clase y la dejo correr en la computadora mientras sigo durmiendo. ¡Desarrollamos amor por nuestra pijama (más)!
Solamente que a pesar de lo cómodo que pudo haber sido toda esta experiencia escolar desde casa, evitando el tráfico y los traslados, llegó el momento en que ya no fue tan divertido como al principio. Much@s (incluida yo) sentíamos que no aprendíamos como en un salón de clases; estando en casa hay infinidad de distractores que nos imposibilitan poner 100% atención a las maestr@s. Y, estaba el principal issue de la pandemia, la CONVIVENCIA. Una de las cosas indispensables para el ser humano es tener interacción. Dejar de ver a las personas con las que convivíamos diario tanto en la escuela como en el trabajo, incluso algunos familiares fue algo que, sin duda, nos afectó; provocó en much@s depresión, ansiedad y desmotivación.
Ahora, después de una larga espera, por fin llegó el regreso a clases presenciales. ¡Yay! Sin duda, este gran acontecimiento (porque sí lo es) va a causar una especie de sentimientos encontrados, tanto positivos como negativos. (Yo vivo ahora un conflicto de amor-odio hacia esta vuelta). Justo por ello, me acerqué a un experto para preguntarle cómo resolver este dilema. Y bueno, primera lección a entender: eso depende de cómo lo tome cada individuo; habrá quienes aún siguen con mucho miedo de contagiarse (porque el COVID no se ha ido), otros quizá sufran de ansiedad social solamente de pensar en que convivirán de nuevo con más personas y no se sentirán 100% convencidos de ir a la universidad. Y también estarán los que necesitan pisar un salón de clases ASAP.
En términos generales, de acuerdo con el psicoterapeuta y especialista en salud mental, Felipe Hunter, este panorama amerita que antes de regresar a clases, tratemos nuestra salud mental y acudamos a un especialista que nos guíe para entender todas las problemáticas emocionales que pudiéramos vivir. “Hay una ansiedad por el simple hecho de permanecer en la tierra, por la propia existencia. Algo que notamos en quienes están regresando a clases es su necesidad de socialización y tener afectos, pero como hubo una larga falta de contacto social, es entendible que algunos sientan miedo a volverse a encontrar con la sociedad”, afirma Felipe.
Sin duda, volver a clases presenciales, a nuestras actividades normales, puede ayudar a muchos tanto académica como emocionalmente. No hay por qué angustiarse, no está de más (obvio) tomar las medidas necesarias para evitar el contagio. Pero, yo pienso que convivir de nuevo en comunidad escolar será muy funcional para todos. Así, poco a poco, regresaremos a nuestra vida de antes, que tanto extrañábamos.
“Ahora hay una ansiedad por el simple hecho de permanecer en la tierra, por la propia existencia”.
–Felipe Hunter, psicoterapeuta