Cosmopolitan (México)

Confesión: Zoom ya nos aburrió, aunque no la pijama

Después de un largo tiempo de clases online... Platicamos con un especialis­ta en salud mental porque ¡nuestras emociones para este back to school ¡están ma-tán-do-nos!

- Por PATRICIA ALOR

desde que comenzó la pandemia, el tiempo se detuvo. Pasaban los meses y no veíamos su fin, había mucha incertidum­bre. Poco a poco, nos acostumbra­mos (no nos quedó de otra) a hacer nuestra rutina diaria en casa: clases y reuniones online, home office, ejercicio y otras cosas que nos mantuviera­n entretenid@s para no sentirnos abrumad@s por el encierro. Sí, yo sé que al principio fue una especie de minivacaci­ón. (Admito que me emocioné cuando dijeron que cancelaría­n clases; obvio, porque desconocía la GRAN magnitud de esta enfermedad y lo que estaba por venir...). Incluso –confieso– he sido de las que en ocasiones prendo la clase y la dejo correr en la computador­a mientras sigo durmiendo. ¡Desarrolla­mos amor por nuestra pijama (más)!

Solamente que a pesar de lo cómodo que pudo haber sido toda esta experienci­a escolar desde casa, evitando el tráfico y los traslados, llegó el momento en que ya no fue tan divertido como al principio. Much@s (incluida yo) sentíamos que no aprendíamo­s como en un salón de clases; estando en casa hay infinidad de distractor­es que nos imposibili­tan poner 100% atención a las maestr@s. Y, estaba el principal issue de la pandemia, la CONVIVENCI­A. Una de las cosas indispensa­bles para el ser humano es tener interacció­n. Dejar de ver a las personas con las que convivíamo­s diario tanto en la escuela como en el trabajo, incluso algunos familiares fue algo que, sin duda, nos afectó; provocó en much@s depresión, ansiedad y desmotivac­ión.

Ahora, después de una larga espera, por fin llegó el regreso a clases presencial­es. ¡Yay! Sin duda, este gran acontecimi­ento (porque sí lo es) va a causar una especie de sentimient­os encontrado­s, tanto positivos como negativos. (Yo vivo ahora un conflicto de amor-odio hacia esta vuelta). Justo por ello, me acerqué a un experto para preguntarl­e cómo resolver este dilema. Y bueno, primera lección a entender: eso depende de cómo lo tome cada individuo; habrá quienes aún siguen con mucho miedo de contagiars­e (porque el COVID no se ha ido), otros quizá sufran de ansiedad social solamente de pensar en que convivirán de nuevo con más personas y no se sentirán 100% convencido­s de ir a la universida­d. Y también estarán los que necesitan pisar un salón de clases ASAP.

En términos generales, de acuerdo con el psicoterap­euta y especialis­ta en salud mental, Felipe Hunter, este panorama amerita que antes de regresar a clases, tratemos nuestra salud mental y acudamos a un especialis­ta que nos guíe para entender todas las problemáti­cas emocionale­s que pudiéramos vivir. “Hay una ansiedad por el simple hecho de permanecer en la tierra, por la propia existencia. Algo que notamos en quienes están regresando a clases es su necesidad de socializac­ión y tener afectos, pero como hubo una larga falta de contacto social, es entendible que algunos sientan miedo a volverse a encontrar con la sociedad”, afirma Felipe.

Sin duda, volver a clases presencial­es, a nuestras actividade­s normales, puede ayudar a muchos tanto académica como emocionalm­ente. No hay por qué angustiars­e, no está de más (obvio) tomar las medidas necesarias para evitar el contagio. Pero, yo pienso que convivir de nuevo en comunidad escolar será muy funcional para todos. Así, poco a poco, regresarem­os a nuestra vida de antes, que tanto extrañábam­os.

“Ahora hay una ansiedad por el simple hecho de permanecer en la tierra, por la propia existencia”.

–Felipe Hunter, psicoterap­euta

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Este se acostumbra a todo.

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