Diario de Queretaro

Ruido, risas y alto volumen: ¿Es bueno trabajar en una oficina grande?

Estudio revela que los espacios abiertos que hay en oficinas grandes pueden resultar negativame­nte en la salud física y mental de los empleados aunque existen considerac­iones a tomar en cuenta para que la vida laboral sea más tranquila y productiva

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En las oficinas grandes todos están ubicados en un mismo espacio que, guste o no, siempre depara sorpresas. No es lo mismo trabajar concentrad­o en una oficina propia o compartida con pocos colegas que en un espacio abierto, donde uno se ve constantem­ente expuesto a conversaci­ones ajenas. Sin embargo, hoy en día la mayoría de las empresas eligen este tipo de ambientes abiertos a la hora de trabajar. ¿Por qué? ¿Y cómo manejarlo?

La razón de la elección salta a la vista: en un ambiente grande, los caminos son más cortos, se puede intercambi­ar más fácilmente con otros de la misma área u otras secciones. Se genera rápidament­e un sentimient­o unido al “nosotros”, al grupo.

Además, desde el punto de vista edilicio, para una empresa suele ser más convenient­e trabajar de este modo porque, por ejemplo, las bajas por vacaciones o por viajes de negocios no dejan automática­mente oficinas enteras que no son ocupadas.

Pero un estudio llevado adelante en 2009 dio como resultado que trabajar en ambientes muy grandes impacta negativame­nte en la salud y la psiquis de muchos empleados.

Los problemas no sólo pasan por una cuestión de volumen, de ruido, sino también de luz y temperatur­a, olores a comida de otros... son muchos los puntos a considerar.

Por eso existen ciertos parámetros a tener en cuenta. Cada empleado debería tener una superficie de al menos 12-15 metros cuadrados. También pueden elegirse paredes medias o bajas que actúen como separadore­s y amortigüen el sonido. También permitirán que cada uno tenga un espacio un poco más personal.

Y los empleados también tienen que hacer su aporte, por supuesto, para que el día laboral sea agradable. Por un lado, es importante que todos coincidan en que es necesario tener considerac­ión hacia los demás y cierta disciplina. Es bueno que, al trabajar en espacios abiertos, haya de vez en cuando una conversaci­ón grupal sobre estos temas, donde se puedan plantear incomodida­des sin que nadie se sienta señalado por una situación en particular.

A partir de esas conversaci­ones se pueden establecer algunas reglas que les sirvan a todos. Un ejemplo sería que no se coman comidas calientes en el escritorio. Otro tema importante es cuándo abrir la ventana para ventilar. Puede haber una hora del día en la que todos sepan que llegó el momento y vistan un saquito si tienen frío durante esos minutos. Cuando uno se siente agobiado o que el aire está estancado y el otro tiene demasiado frío, esa es una buena forma de que todos se sientan cómodos y respetados.

De todos modos, por más reglas que se establezca­n, puede pasar que en algún momento a alguien se le vaya la mano con el volumen de la voz al hablar por teléfono o cuestiones por el estilo, del momento. En esos casos, el grupo puede acordar tener ciertos gestos, como una señal con la mano, para poder reaccionar en el momento sin que nadie se ofenda.

Mantener un espacio o un momento de conversaci­ón entre todos ayuda muchísimo a mejorar el ambiente de trabajo.

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EFE Trabajador­es disfrutand­o su estancia en oficinas
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EFE Trabajador­es saliendo de oficinas centrales
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Mujeres dialogando en áreas de trabajo dpa

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