Cata a ciegas
En un ambiente íntimo, sobrio, delicado y con buena música, se realizó una cata de vinos distinta en la que Alejandra Álvarez, presentadora y sommelier de Pernod Ricard, acompañó a los comensales y amantes en el mundo del maridaje a vivir al máximo cada u
Alejandra Álvarez, sommelier de Pernod Ricard dirigió la cata a ciegas que se llevó a cabo en las instalaciones del restaurante El Caserío, donde los sentidos estuvieron atentos a esta presentación que inició con la explicación de estos vinos jóvenes; y más tarde los comensales saborearon exquisitos platillos de la casa elaborados especialmente para la ocasión.
Aproximadamente, treinta y cinco personas, entre parejas, amigos y familiares, quienes llegaron lentamente al salón del caserío, se reunieron para ofrecer las mejores opiniones acerca de toda característica que componga a un buen vino.
Con amplia simpatía, la sommelier Alejandra de Pernod Ricard, presentó las diversas formas de sostener la copa y apreciar tanto por la vista, olfato y gusto, cada sabor, color y textura. Ella contó que está cena busca llevar a los comensales y conocedores de vino, a una nueva experiencia más allá de la visible, reafirmando que el ser humano suele guiarse solo de este sentido sin tomar en cuenta la información que brindan los demás, comprobando unas teorías que la presentadora traía en mente.
Guiándose por gusto y olfato para crear una experiencia juguetona y creativa, los asistentes actuaban cuidadosos pero tranquilos, acercando la copa a su rostro, tratando de percibir todo aquello que les dijera algún dato sobre la bebida correspondiente a cada tiempo sin embargo, al finalizar se reveló el gran secreto de cómo la vista puede engañarnos y aprendiendo a confiar más en el resto de los sentidos se podría distinguir que siempre fue el mismo vino.
Sorpresa y satisfacción tras ricos platillos, fue lo que cerró con broche de oro la participación de los presentes que se llevaron a casa, además de una importante lección sobre cómo catar, apreciaron que todo en el entorno debe vivirse con los cinco sentidos