Corea del Norte y sus raptos a Japón
El régimen secuestró para crear espías en Asia
“Desapareció sin dejar rastro. Vivíamos sin saber lo que había pasado” FAMILAR DE VÍCTIMA
El gobierno japonés sospecha que Pyongyang es responsable de decenas de desapariciones en los años 1970 y 1980 cuyo fin era formar espías.
Corea del Norte reconoció en 2002 el secuestro de 13 japoneses, pero el gobierno nipón dice que son 17. Un mes después de aquel reconocimiento cinco fueron autorizados a regresar a Japón. Pyongyang afirma que los otros ocho murieron, pero no dio pruebas de ello.
En 2004 Corea del Norte entregó a Japón restos incinerados asegurando que eran las cenizas de Megumi Yokota, secuestrada con 13 años en 1977, la más joven de los 17 casos que contabilizó Tokio. Pero Japón había declarado que los análisis de ADN contradecían esa afirmación.
Los japoneses sospechan que Corea del Norte secuestró a decenas de sus compatriotas. La policía japonesa cuenta 800 desapariciones sobre las que no excluyen secuestros de Pyongyang.
MÁS PAÍSES AFECTADOS
Un informe publicado en 2014 por la ONU indica que “desde 1950, la República Popular Democrática de Corea llevó a cabo, a modo de política de Estado y a gran escala, una política sistemática de secuestros y de rechazo de repatriación, seguidos de la desaparición forzada de personas de otros países. Mucho más de 200 mil personas, incluso niños, traídos de países extranjeros a la República Popular y Democrática de Corea, pudieron ser víctimas de desapariciones forzadas”.
La mayoría son surcoreanos bloqueados en el Norte luego de la división del país y la guerra de Corea de 1950-1953. Otros centenares, entre ellos mujeres del Líbano, Tailandia, Malasia, Singapur, Rumania y Francia fueron secuestrados o desaparecieron tras una estadía en Corea del Norte entre los años 1960 y 1980.
Más recientemente Corea del Norte secuestró en Corea del Sur y en China a algunos ciudadanos de esos países.
DESGARRADOR
El caso más resonado es el de Megumi Yokota, tenía 13 años cuando fue secuestrada por el régimen. Era la tarde del 15 de noviembre de 1977 cuando esta joven japonesa se dirigía a su casa en la ciudad de Niigata tras un entrenamiento de bádminton, sin embargo, nunca terminó ese trayecto y desapareció sin dejar rastro.
Sus hermanos, dos gemelos que tenían 9 años por aquel entonces, recuerdan a la perfección ese día: las horas de espera y cómo su madre, visiblemente preocupada, les cogió a ambos de la mano y los tres buscaron a su hermana hasta bien entrada la noche. Sin éxito.
Takuya y Tetsuya Yokota, ahora con 49 años, explican lo angustioso que fue para ellos vivir sin saber lo que había pasado y con los rumores que pesaban sobre su familia que decían que la joven Megumi se había escapado para huir de una educación demasiado severa.
Con el paso de los meses, Megumi fue considerada como un “johatsu” (evaporado) más, un término que designa a aquellos que dejan a un lado sus identidades, trabajo, estudios o familia, empujados por la vergüenza y desesperanza y que, según un libro reciente sobre el tema, ascienden a unos 100 mil al año en Japón.
EL RETORNO
En octubre de 2002, Pyongyang permitió que regresaran los cinco secuestrados que habían declarado como vivos, con la condición de que estos volvieran de nuevo al país, un requisito que el gobierno japonés no cumplió tras escuchar las súplicas de las víctimas y sus familiares.
Pyongyang mantiene que las otras doce personas desaparecidas o bien fallecieron o nunca llegaron a pisar suelo norcoreano, una versión de la que Japón desconfía y que ha llevado a numerosos intentos de diálogo infructuosos entre ambos países.
Tokio espera que el tema sea tratado en la cumbre prevista entre Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un.