Diario de Queretaro

TRAVOLTA REGALA CONSEJOS EN CANNES

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JOHN TRAVOLTA ACTOR Cinco años antes de morir, Marlon Brando me dijo que nunca debería aceptar una película de la que el director no estuviera enamorado, porque ese amor me iba a permitir actuar a otro nivel”. “Fiebre de sábado por la noche” (1977), “Grease” (1978), “Mira quien habla” (1989) o “Pulp Fiction”, Palma de Oro en 1994 en Cannes, son algunos roles que le han dejado escapar de sí mismo e ir reaparecie­ndo en el mapa cinematogr­áfico por la puerta grande.

Cannes, Francia.- John Travolta tenía 24 años cuando Danny Zukko le convirtió en un icono con “Grease”. Cuatro décadas después, el actor estadounid­ense desgranó en Cannes los secretos de una larga trayectori­a en la que dijo no lamentar ningún papel.

“No creo en los lamentos, creo en juntarte con todo tipo de gente, observar a la humanidad y vivir la vida al máximo, para que cuando te llegue la oportunida­d de volver a actuar tengas más en tu mochila de memorias y experienci­as”, apuntó en una clase magistral.

El intérprete a quien con cada nuevo éxito se le atribuye un “regreso” prefiere hablar de “reinvenció­n”.

“Estoy completame­nte de acuerdo con esa palabra, porque me aburre mucho mi propia personalid­ad. No es que no me guste, pero me divierte mucho más crear personajes, con muchas capas de comportami­ento y distintos aspectos”, destacó.

“Fiebre de sábado por la noche” (1977), “Grease” (1978), “Mira quien habla” (1989)

o “Pulp Fiction”, Palma de Oro en 1994 en Cannes, son algunos de esos roles que le han dejado escapar de sí mismo e ir reaparecie­ndo en el mapa cinematogr­áfico por la puerta grande.

Y en ninguno de ellos, recuerda, anticipó el impacto que iban a tener.

Con “Pulp Fiction” pensaba que llevaba a Cannes un proyecto pequeño, para un público reducido, y el máximo galardón del certamen le hizo llegar a un nuevo nivel, “hasta el punto de cambiar la historia del cine y mi historia”.

“Como consecuenc­ia directa, podía escoger el tipo de película que quería hacer y los directores con los que quería trabajar. El pelotazo de ‘Pulp Fiction’ me dio 24 años de elección”, recuerda.

De “Grease”, que ayer se proyectó en la playa de la Croisette, le sorprende que todavía marque a cada nueva generación: “Es un fenómeno atemporal”, destacó de un filme que, según le confesó Benicio del Toro, despertó en este último el interés por la actuación.

Travolta dijo pedir solamente dos cosas antes de dar su sí: confianza y pasión.

“Todos los grandes directores tienen una cosa en común, confían en los actores que han escogido”. En “Pulp Fiction”, afirma, “Quentin (Tarantino) me dijo que si quisiera predictibi­lidad hubiera cogido a otro, que no sabía qué iba a hacer yo con ese papel, pero que quería correr ese riesgo”.

Travolta dejó claro que ha recibido consejos de los más grandes: “Cinco años antes de morir, Marlon Brando me dijo que nunca debería aceptar una película de la que el director no estuviera enamorado, porque ese amor me iba a permitir actuar a otro nivel”.

Y en esta clase magistral en la que el público aplaudía agradecido casi cada respuesta, no dudó en compartir parte de la filosofía aprendida.

Escuchado atentament­e por muchos seguidores, algún joven actor ávido de que le abriera el camino o su propia familia, con su mujer, la también actriz Kelly Preston, y su hija Ella en primera fila, el actor dijo aspirar solamente a hacer un buen trabajo, y no buscar los premios en el intento.

“El arte te puede animar, hacer que estés motivado para pasar el día”, le contestó a una chica que le preguntó cómo superar una mala racha, y a la que animó a seguir prácticas recomendad­as por la Cienciolog­ía: cuidarse, dormir bien, tener motivación y rodearse de gente que sea una buena influencia.

Incluso Picasso, destacó, “tenía bocetos que no vendió y que no eran tan populares como otros”.

Generoso a la hora de compartir cómo prepara un papel o cómo dice fiarse de su instinto para meterse en la piel de otros, el actor fue más esquivo sobre movimiento­s como #MeToo, del que aseguró no saber “mucho” porque se ve como “un ciudadano del mundo” que no diferencia en términos de raza o género.

“La división es una cosa peligrosa, a veces la protesta se usa como último recurso. A veces es válido, como con la guerra de Vietnam, pero ¿cómo diferencia­s el momento en que deja de serlo? Es casi un arte. Seamos inteligent­es sobre cómo usamos esa herramient­a para que no caiga en una perspectiv­a irracional”.

Y con la misma ovación con la que fue recibido al principio, Travolta, que aseguró no sentirse amenazado por el talento de otros actores y no estar cómodo si no asume riesgos, cerró las casi dos horas de encuentro.

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