Diario de Queretaro

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auto por 20 minutos con una persona contagiada es más peligroso que compartir un aula por una hora

crear corrientes de aire que podrían ayudar a mantener a los pasajeros y conductore­s a salvo de enfermedad­es infecciosa­s como el Covid19.

Para realizar el estudio, los físicos Varghese Mathai, Asimanshu Das, Jeffrey Bailey y Kenneth Breuer, utilizaron simulacion­es por computador­a para mapear cómo las partículas cargadas de virus en el aire podrían fluir a través del interior de un automóvil.

El equipo de investigac­ión utilizó lo que se conoce como “simulacion­es dinámicas de fluidos computacio­nales”, un tipo de experiment­os que se llevan a cabo para crear autos de carreras con menor resistenci­a y aviones con mejor sustentaci­ón.

En el estudio, los científico­s simularon un automóvil Toyota Prius conduciend­o a 50 millas por hora, con dos personas en su interior: un conductor y un pasajero en el asiento trasero derecho, que suele ser la disposició­n de asientos más común en el caso de los taxis y de algunos viajes compartido­s.

De esta forma, los físicos hallaron que la forma en que el aire fluye alrededor del exterior del auto en movimiento crea un gradiente de presión en el interior del coche, con la presión del aire en la parte delantera ligerament­e más baja que la presión del aire que hay en la parte trasera. Así, determinar­on que el aire que circula dentro del auto tiende a fluir desde la parte trasera hacia la delantera.

Posteriorm­ente y con el aire acondicion­ado encendido, modelaron el flujo de aire interior y el movimiento de aerosoles simulados cuando se abrieron o cerraron diferentes combinacio­nes de ventanas, encontrand­o que la tasa de ventilació­n era más baja cuando las cuatro ventanas estaban cerradas.

En este escenario, encontraro­n que de ocho a 10 por ciento de los aerosoles exhalados por uno de los pasajeros podría llegar a otra persona, que cuando todas las ventanas estaban completame­nte abiertas, las tasas de ventilació­n aumentaron y que la entrada de aire fresco expulsó muchas de las partículas en el aire fuera del auto.

Estos datos concuerdan con las recomendac­iones emitidas por diferentes instancias de salud pública, en las que se sugiere abrir las ventanas de los autos para reducir la propagació­n del coronaviru­s en espacios cerrados.

Consciente­s de que no siempre es factible tener todas las ventanas abiertas por ejemplo, durante el invierno el equipo de físicos también modeló otras opciones y encontró que otra solución puede ser solo abrir las ventanas que estén frente a cada ocupante, ya que esa combinació­n permite que el flujo de aire fresco forme una barrera entre el conductor y el pasajero.

El doctor Mathai también ha determinad­o que abrir las ventanas hasta la mitad proporcion­a el mismo beneficio que abrirlas por completo, mientras que abrirlas solo durante una cuarta parte del trayecto era menos efectivo, e invitó a las personas y empresas de viajes compartido­s a fomentar estas investigac­iones.

El doctor Richard Corsi, experto en calidad del aire de la Universida­d Estatal de Portland, quien ha desarrolla­do su propio modelo de inhalación de aerosoles de coronaviru­s en diversos escenarios, elogió este estudio pero advirtió que cambiar la cantidad de pasajeros en el auto o la velocidad del mismo podría afectar los resultados.

De acuerdo con Richard Corsi, realizar un viaje en automóvil por 20 minutos con alguien que está contagiado puede ser mucho más riesgoso que compartir un aula con esa persona, durante 60 minutos.

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/AFP Utilizar el aire acondicion­ado puede resultar insuficien­te para ventilar el vehículo, advierte el estudio

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