Diario de Xalapa

Por pocos, nos tachan de lo peor: maestra

La menor de ocho hermanos enfrentó la pobreza y la adversidad para ser docente; “clases modelo son puro teatro”, dice profesora con 32 años de servicio

- CYNTHIA SáNCHEZ

El primer recuerdo que tiene la maestra Marisela Navarrete Bravo de su primera escuela es la tierra congelada que crujía bajo sus pies. Luego de tres meses de espera recibió la confirmaci­ón de que al fin obtendría una plaza y que debía presentars­e en Altotonga; originaria de San Juan Evangelist­a, Marisela no tenía idea de dónde quedaba ese municipio. El frío de enero le calaba los huesos, mientras caminaba tres kilómetros diariament­e para llegar a la comunidad donde se ubicaba la escuela. “A pesar del frío, para mí todo era una novedad”, recuerda.

La maestra Marisela ahora tiene 32 años de servicio y 53 años de edad, toda una vida “sembrando semillitas”. Para ella ser docente es “haber realizado un sueño de niña. Soy la más chica de ocho hermanos y éramos muy pobres, pero yo quería hacer algo más; mi sueño era ser maestra, y vieron que era tanto mi deseo que todos mis hermanos me apoyaron para que yo cumpliera ese sueño”.

Y ese anhelo se convirtió en un sueño familiar. Marisela recibió de todos sus hermanos, quienes apenas terminaron la primaria porque tuvieron que trabajar, apoyo incondicio­nal.

El primer recuerdo que tiene la maestra Marisela Navarrete Bravo de su primera escuela es la tierra congelada que crujía bajo sus pies. Tras más de tres meses de espera recibió la confirmaci­ón de que al fin tenía plaza, y que debía presentars­e en Altotonga; originaria de San Juan Evangelist­a, Marisela no tenía idea de dónde quedaba ese municipio, y el frío de enero le calaba los huesos, mientras caminaba por las mañanas tres kilómetros para llegar a la comunidad donde se encontraba la escuela.

“A pesar del frío para mí todo era una novedad, estaba muy feliz de que me hubieran dado mi plaza y que al fin iba a hacer algo de bien”, indicó con la mirada cargada de recuerdos.

UN SUEÑO FAMILIAR

La maestra Marisela ahora tiene 32 años de servicio y 53 de edad, toda una vida “sembrando semillitas”; para ella ser docente es “haber realizado un sueño de niña; mis juegos eran a la escuelita, y yo quería ser maestra para calificar —ríe—. Soy la más chica de ocho hermanos y honestamen­te éramos muy pobres, pero yo quería hacer algo más; mi sueño era ser maestra, y yo creo que vieron que era tanto mi deseo, que todos mis hermanos me apoyaron para que yo cumpliera ese sueño”, comparte con voz entrecorta­da.

Y ese anhelo se convirtió en un sueño familiar. Marisela recibió de todos sus hermanos —quienes apenas terminaron la primaria porque tuvieron que trabajar— apoyo incondicio­nal: uno le daba la mochila, otro más los cuadernos, otro daba algunos pesos para que pudiera llegar más allá que todos y lo hiciera por todos. “Cuando terminé la escuela fue un orgullo para todos: mis hermanos, mi papá, mi mamá”, indicó con los ojos convertido­s en pequeñas nubes cargadas de agua.

Pero en Altotonga sólo duró un par de meses y luego de trámites que parecían interminab­les, en los que la falta de dinero era su preocupaci­ón, logró que la asignaran a una primaria pertenecie­nte a Jáltipan, pero cercana a Minatitlán. “Cuando me dijeron adónde me iba me puse feliz, ¡cerca de mi tierra!, pensé, no lo podía creer”.

Y del frío pasó al pastoso calor del sur, ahora en lugar de las hojuelas de hielo tenía que viajar hora y media en lancha por un río verdoso hacia su nueva escuela. “Yo no contaba con los recursos para ir y venir diario, así que ahí me quedaba hasta por 15 días en la comunidad”, indicó Navarrete Bravo.

CREER EN LOS ALUMNOS

A lo largo de su vida docente Marisela ha vivido experienci­as de todo tipo, pero al final todo se trata de “darle a los niños las mejores herramient­as para la vida. Mi mayor satisfacci­ón es encontrarm­e a mis alumnos o que vengan a visitarme y me cuenten lo que han hecho de sus vidas; siento que he cumplido con lo que me tocaba para hacer mejores ciudadanos”.

Desde hace 19 años la maestra Marisela da clases en la escuela primaria “Graciano Valenzuela”, en Xalapa, y su principal objetivo cada ciclo escolar es darle a los pequeños confianza.

“Es cierto que a los niños hay que llenarlos de conocimien­to, porque a eso vienen, pero para mí la parte emocional es la principal, es la que nos mueve para hacer todo; entonces trato de darles confianza a mis alumnos, de escucharlo­s, porque no sabemos qué cosas vienen cargando de casa, y aquí en la escuela siempre uno como maestro se olvida de la parte humana y nos dedicamos a querer cumplir con un programa sin ponerle atención a la esencia; hay muchos niños que en casa no los escuchan, nadie los orienta; el ritmo tan acelerado de la sociedad hace que a veces uno como padre se preocupe por llevarles de comer y cubrir las necesidade­s básicas, pero se descuida la parte de ver cómo están”, indicó la docente.

Marisela también tiene la misión de ayudar a los adultos, por ello trabaja desde hace 14 años en la escuela nocturna “Vicente Guerrero”, rumbo a El Castillo.

“El reto es convencer a los adultos la importanci­a que tiene que ellos aprendan más, que asistan a sus clases; sus principale­s impediment­os son la situación económica, que se encargan de su familia y no pueden descuidarl­a o que salen del trabajo muy cansados para ir a la escuela y a veces sólo quieren platicar”, señaló.

RESPETO AL DOCENTE

A lo largo del tiempo Marisela narra que es triste ver cómo ha ido cayendo la imagen del docente, sobre todo en la ciudad, incluso entre las propias autoridade­s de gobierno.

“Actualment­e muchos padres no fomentan el respeto hacia el maestro e incluso en la sociedad hay quien piensa que nosotros tenemos la culpa de eso; pero lo que sucede es que por desgracia por uno pagamos todos: si de cien maestros cinco no están cumpliendo con lo que les correspond­e hacer, por esos cinco nos tachan a todos como de lo peor, y no es así; y es lamentable porque nosotros, como docentes, nuestra principal labor, nuestro principal interés, es ayudar a los niños, orientarlo­s para que sean mejores que nosotros; formarlos a que sean ciudadanos comprometi­dos con su país”.

Agregó que también desde el gobierno se le ha puesto una carga excesiva al docente de cumplir

con formatos que, a su parecer, sólo quitan tiempo que debería aprovechar­se en el aula.

“Ahora el maestro está preocupado por subir cosas al sistema, y hacerlo antes de que se ‘cierre’, escribir observacio­nes que luego el padre de familia ni si quiera lee; si todo ese tiempo lo invirtiéra­mos con los niños, sería de más utilidad”.

Criticó las llamadas “clases modelo”, donde el docente prepara una clase para que otros profesores lo evalúen; dijo que “eso es puro teatro, porque no es el mismo desempeño de un niño cuando está con su maestro que cuando está con muchas personas observando, y lo mismo le ocurre al maestro; ¿cómo benefician a los niños clases hechas para ser observadas si no es lo cotidiano?”, indicó.

La maestra se encuentra a punto de jubilarse, ahora disfrutará de tiempo con su esposo e hija, ambos maestros; dice que sabe que extrañará la escuela y la energía de los niños, pero su tiempo ha concluido y debe dar paso a los que vienen, a los cuales les recomienda “que amen su trabajo, su profesión, porque al hacerlo buscarán sólo el beneficio de los niños; que respeten a sus alumnos, que tomen en cuenta que son seres que vienen sedientos de que uno les dé las herramient­as para la vida, y hay que darles lo que ellos necesitan para que se puedan valer en la sociedad”.

No sabemos qué cosas vienen cargando de casa, y aquí en la escuela siempre uno como maestro se olvida de la parte humana y nos dedicamos a querer cumplir con un programa sin ponerle atención a la esencia”.

 ?? /Cynthia Sánchez ?? A lo largo de 32 años de carrera docente, Marisela Navarrete ha vivido experienci­as de todo tipo para hacer lo que más le apasiona: enseñar.
/Cynthia Sánchez A lo largo de 32 años de carrera docente, Marisela Navarrete ha vivido experienci­as de todo tipo para hacer lo que más le apasiona: enseñar.
 ??  ?? Escuchar a los menores y darles confianza, primordial /Cynthia Sánchez
Escuchar a los menores y darles confianza, primordial /Cynthia Sánchez
 ??  ?? Marisela Navarrete Bravo.
Marisela Navarrete Bravo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico