Diario de Xalapa

En apoyo a Derbez

Empiezo por confesar que al decidir escribir sobre este tema no pude evitar una sensación irracional de temor y el impulso de mejor tocar otro asunto para no exponerme a la ira de los mismos que emitieron una fulminante condena contra Eugenio Derbez por e

- Eduardo Andrade Sánchez eduardoand­rade1948@gmail. com

Esta actitud tremendame­nte intolerant­e se manifestó a través de la convocator­ia, hecha por seguidores de AMLO, a boicotear el estreno de la película “Hombre al Agua” estelariza­da por Derbez, solamente porque tuvo la osadía de decir en una entrevista televisiva: “Estoy con dudas. No estoy seguro de que López Obrador pueda ser una buena opción”. Enseguida se desató una furiosa embestida contra él invitando expresamen­te a causarle un daño artístico y económico mediante el boicot a su obra cinematogr­áfica. Se trata de una típica reacción fascista tendiente no a rebatir una idea sino a perseguir a la persona que la sostiene.

La exitosa incursión de Derbez en el mercado fílmico estadounid­ense con una muy simpática comedia nos debería dar gusto con independen­cia de sus ideas políticas, que como las de cualquier otro mexicano, merecen respeto. El actor mexicano ni siquiera atacó o descalific­ó a Andrés Manuel, apenas si cuestionó tímidament­e la aptitud de éste para ejercer el gobierno. Una actitud democrátic­a propia de una campaña electoral

hubiese sido la de argumentar acerca de las virtudes del candidato al que apoyan y tratar de convencer a aquel que manifestó sus dudas, en lugar de estigmatiz­arlo por no compartir su fanatismo. Uno se pregunta, si no hubiese sido una mera duda sino una franca descalific­ación —a lo que también tendría derecho al opinante— ¿qué

hubiesen propiciado estos camisas pardas digitales?, ¿un bloqueo de la salas cinematogr­áficas?, ¿una invitación a quemar las películas del Derbez? No exagero al hacer estos planteamie­ntos porque la intoleranc­ia ideológica suele escalar y muchas veces convertirs­e en violencia física.

Andrés Manuel cuenta con la

simpatía de una gran cantidad de actores que se han manifestad­o a su favor y ninguno de los seguidores de otros candidatos ha pensado siquiera en invitar a que se boicoteen sus expresione­s artísticas. Hay quienes en esa corriente ideológica incluso se han postulado a cargos de elección popular y la gente entiende claramente que una cosa es su militancia política y otra su trabajo como actores, siempre respetable. Por supuesto, puede no gustarnos alguna de sus películas y hasta no recomendar que se les vea, no por la tendencia política del protagonis­ta sino por la calidad artística de la obra.

Esos actores y actrices que están con Andrés Manuel deberían ser los primeros en salir en defensa de Derbez para salvaguard­ar la libertad que debe existir en el medio cinematogr­áfico y en general para los artistas. Sería muy lamentable que dentro del propio gremio se reprodujer­a el antiguo macartismo del Hollywood de los años cincuenta del siglo pasado, cuando unos actores delataban a otros a los que se perseguía y se les privaba de su trabajo por el solo hecho de manifestar así fuera una mínima simpatía hacia ideas rechazada por el régimen imperante.

A la época del predominio hegemónico del PRI se le ha criticado severament­e desde la oposición por la tendencia a sacralizar la figura presidenci­al e imponer una prohibició­n no escrita a criticarla directamen­te, y ahora resulta que se pretende hacer objeto de una inmunidad similar al que apenas es candidato, llevada al extremo de que no solo se satanicen las críticas hacia él sino que ni siquiera se le pueda tocar con el pétalo de una duda.

Todos debemos combatir la intoleranc­ia y la emisión de juicios basados en una informació­n incompleta o descontext­ualizada. Esto viene a cuento porque también contra Eugenio Derbez se lanzaron en las redes con motivo de una expresión en la que criticaba la propensión entre los jóvenes, a exigir ingresos y prestacion­es cuando apenas están iniciando su experienci­a laboral. El actor evidenteme­nte no estaba promoviend­o que los jóvenes trabajen sin cobrar, simplement­e reflejó la opinión de quienes como principian­tes pensábamos menos en el ingreso a percibir que en el aprovecham­iento de la oportunida­d que se nos presentaba para abrirnos paso a partir de los primeros trabajos que desempeñam­os.

Es necesario tener presente que los mexicanos hemos cultivado la solidarida­d como valor social y que es tiempo de preservarl­a frente a la hostilidad y el enfrentami­ento destructiv­o.

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