Senectud irresistible
En las próximas dos décadas se abolirá el envejecimiento y todos los seres humanos tendremos la posibilidad de disfrutar de una larga vida, dado que nuestro cuerpo está diseñado para vivir 100 años o más.
Contundente declaración, frente a las cámaras de Televisión Española de Carmen Giménez Cuenca, pionera en el campo del coaching antienvejecimiento: Una persona mayor que sea cuidadosa de su salud física y mental tendrá “chance” de encontrar el elixir de la eterna juventud y para muestra un botón, por ello declaro: Yo, a mis 75 años ¡estoy más joven y mejor que nunca!
MáS JOVEN ¿CUESTIóN DE VOLUNTAD? Al reflexionar sobre los comentarios de Carmen puedo decirles que hoy ni de casualidad envejecemos como nuestros abuelos, ni siquiera como nuestros padres. Aquí enumero a varios adultos mayores, de los cientos que hay, considerados irresistibles: Stephen Hawkins quien recientemente falleció, con sus 70 años y 50 de sobrevivencia, fascinaba a la juventud de todo el mundo, con sus libros y ocurrencias. Otra venerable anciana es Rita Levi Montalcini –alcanzó 103 años de vida— quien causaba revuelo con su presencia en cualquier parte del mundo. La doctora Levi, después del Papa y Sofía Loren, era la celebridad más perseguida por los paparazi en Italia. Anciana doña Rita obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina y fue Senadora vitalicia de su país. Estos notables y citables ancianos, entre otros, son parte de los integrantes de una nueva tribu social que decidió patear la palabra septuagenaria, octogenaria y nonagenaria, porque sencillamente no tenían entre sus planes envejecer. Ellos encontraron su felicidad en una actividad que les gustaba y se ganaban la vida a través de tal disfrute. Podría presentarles aquí una interminable lista de irresistibles ancianos mexicanos, pero esto será tema de otra colaboración; mientras tanto les reitero que los nuevos “jóvenes viejos” manejan con seguridad su celular, computadora y tablet. Se escriben y se ven por Messenger, Facebook o Skaype con hijos, nietos y amigos. Se olvidaron del teléfono fijo y del correo tradicional para contactarse por e-mail y trasmitir a toda velocidad sus afectos, ideas, vivencias, fotos y chismes. Los integrantes de esta nueva tribu están satisfechos de su estado civil y si no lo están, procuran encontrar una nueva pareja. Cultivan su propio estilo. No envidian la apariencia de los jóvenes: ni de los astros del deporte o de aquellos que lucen un traje Armani. Ellas no sueñan con tener la figura torneada de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia. En la actualidad muchos de los ancianos, rucos, viejos, adultos mayores o de la Tercera Edad ya no recuerdan su juventud con nostalgia. En cambio celebran el sol cada mañana, sonríen para sí mismos y se levantan para obtener a su manera el sustento diario, como siempre lo han hecho.