Vergonzante traición al sistema que lo cobijó, de Santiago Nieto
En el siglo XVII gobernaba Jacobo I de Inglaterra, uno de sus allegados intentó asesinarlo y fracasó. La traición cometida por quien gozaba de la protección y confianza del rey fue juzgada y la condena para el traidor fue ahorcarlo, arrastrarlo y descuartizarlo.
Quien defrauda a la familia, a los amigos, a los miembros de la religión que se practica, no merece una segunda oportunidad, porque como lo dijo en reiteradas ocasiones el exgobernador de Veracruz, Fernando Gutiérrez Barrios, “el que traiciona una vez, traiciona siempre”.
Y la traición en el ambiente político se produce repetidamente, en cualquier país del mundo, pero en México la carencia de valores éticos y la ambición por alcanzar el poder y el dinero han prostituido la práctica política y la traición y el descaro de los políticos traicioneros se ha convertido en el pan nuestro de todos los días.
El caso del extitular de la FEPADE, Santiago Nieto Castillo, es el más claro ejemplo de traición, en primer término a la institución que inmerecidamente tuvo a su cargo y que forma parte de la PGR, que es la encargada de investigar y perseguir los delitos, acusando a quien lo merezca ante el órgano jurisdiccional, para que reciba la sanción correspondiente.
La Fiscalía Especializada en Delitos Electorales tiene tal relevancia, que quien esté a su cargo puede hacer que los procesos electorales sean legítimos y democráticos, o todo lo contrario, que se cometan una serie de conductas antidemocráticas, que constituyan el fraude electoral con el consiguiente descrédito para los árbitros de cualquier contienda política cuya meta es garantizar una jornada electoral limpia, en donde con la secrecía y libertad que garantiza la Constitución, cada elector deposite su voto en la urna, de conformidad con su real y soberana decisión. Pero lo que no tiene nombre es que después del escándalo que protagonizó Santiago Nieto Castillo, por el inconcluso asunto de los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht al titular de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y habiendo despotricado de quienes le dieron la oportunidad de llegar a ese honroso cargo, ahora aparezca el meollo del asunto, que se explica claramente con su hipócrita sonrisa posando con “ya sabes quien” y despotricando que el PRI, donde militó Nieto Castillo, implementará el fraude en la elección del primero de julio, copiando el modelo utilizado en las pasadas elecciones del Estado de México.