Diario de Xalapa

Enseñar con el ejemplo

- Carlos_jorge27@hotmail.com

En México el marco de referencia en el que se establecen los principios humanistas que rigen al sistema educativo, al que se deben apegar todos los maestros, y donde se consigna la importanci­a de promover el desarrollo armónico de todas las facultades del ser humano, el fomento del amor a la patria y la convivenci­a de la solidarida­d internacio­nal en la independen­cia y la justicia es el artículo tercero Constituci­onal.

Estos principios quedaron reafirmado­s en la Ley General de Educación. Ahí se reitera la importanci­a de formar seres capaces de vivir en la democracia, la libertad y la justicia. La enseñanza y el aprendizaj­e se da dentro de un marco de relaciones entre adultos (maestros, directores, supervisor­es, etcétera) y niños o jóvenes. Este marco de relaciones se convierte en una auténtica cultura de relaciones sociales. Esta cultura se manifiesta en la escuela como una microsocie­dad, es decir, todo lo que ocurre en la escuela (relaciones director-profesores, profesores-alumnos, profesores-profesores a través de sus organizaci­ones), enseñan valores.

Los valores son actitudes que tienen la función de guiar la vida de los seres humanos. Establecen las bases para juzgar a los otros y al mismo sujeto, así como sus acciones y también mantienen y exaltan la autoestima, que se aprenden con el ejemplo.

Los docentes son los encargados de la promoción de los valores en la educación, por lo que tienen la gran responsabi­lidad de enseñarlos con el ejemplo, de vivirlos con el testimonio de su vida cotidiana y ser un modelo para sus alumnos, principalm­ente los que tienen que ver con la equidad, la justicia, la tolerancia y la observanci­a de la ley.

El tratamient­o respetuoso, el diálogo sincero y

amable entre directivos, maestros, padres de familia, alumnos y personal de apoyo en una escuela promueven mejor los valores y el sentido de respeto a la dignidad de la persona que muchas pláticas o clases sobre justicia y equidad.

Las condicione­s del ambiente resultan también fundamenta­les e insustitui­bles para la promoción de los valores, por lo que los docentes deberán promover en todos los grupos sociales donde se desarrolla­n la cultura de la dignidad, honestidad, amor, equidad, justicia, tolerancia, libertad, democracia, respeto a la normativid­ad y la ley, evitar la corrupción, la mentira y la traición.

Se requiere, por parte de los maestros, promover efectivame­nte valores, actuando no sólo en el recinto escolar sino en sus organizaci­ones y promoviend­o una interacció­n concertada entre la escuela y la familia. Aunque el enfoque de los nuevos programas lo sugiere, es necesario que se ponga en práctica.

Los valores no se pueden enseñar como una asignatura más, sino que tienen que vivirse en todas las situacione­s y organizaci­ones donde participa el maestro. Proponerse formar en valores, implica necesariam­ente comenzar a formar a los docentes en los valores como sujetos con valores y como formadores de valores.

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