Diario de Xalapa

Aborto: ¿vida o decisión?

- Jorge Gaviño “Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar”. René Favaloro Médico argentino creador del bypass coronario

En días recientes la legalizaci­ón del aborto ha sonado en noticias y redes sociales de todo el mundo. El pasado 8 de agosto en Argentina se determinó, por mayoría, no aprobar un proyecto de reforma legal por medio del cual, por una parte, se proponía despenaliz­ar la práctica del aborto contenida en su legislació­n penal desde 1921, y expedir la denominada Ley de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo, la cual considerab­a su realizació­n, de forma voluntaria, además de gratuita por las institucio­nes públicas hasta la semana 14 de la gestación.

Esta ley había sido previament­e aprobada por la Cámara de Diputados el pasado 14 de junio tras un fuerte movimiento liberal, que finalmente fue frenado tanto por las corrientes conservado­ras, siendo un ejemplo claro las conviccion­es de la institució­n católica predominan­te en aquel país. Es una determinac­ión que históricam­ente, por una parte, ha sido sustentada en el derecho a la vida, y por la otra, en el derecho a la autodeterm­inación personal.

Mi principal preocupaci­ón nace de observar una evidente polarizaci­ón entre las personas, entre las familias, entre parejas, entre hombres y mujeres. Usuarios en redes sociales dan ultimatums a sus amigos: “Se les notifica por medio de la presente a cualquier usuario en contra que será borrado inmediatam­ente”. Y es que en ninguna sociedad la polarizaci­ón extrema entre sus partes tiende a buenos resultados.

Retomando el caso en Argentina, se estiman entre 350 a 450 mil abortos que se dan en la clandestin­idad, mujeres que recurren a prácticas riesgosas con el suministro de fármacos, empleo de sondas, agujas u otras prácticas; una realidad social que ha superado el control conservado­r y religioso, a tal grado, de que se han originado considerab­les expresione­s de rechazo, con miles de personas movilizánd­ose por la medida adoptada. Es un ejemplo que nos lleva a reflexiona­r, en México las cifras no son más alentadora­s: se estiman 880 mil abortos anualmente.

En México,

como en otras partes, el problema es de salud pública, ético, moral, pero también jurídico; existe un trato distinto en cada uno de los estados de la República, donde la interrupci­ón voluntaria es ilegal en su mayoría, determinán­dose penalidade­s diversas.

Una política de oposición y castigo con encarcelam­iento no resuelve el problema, la evidencia es clara, esto no implica que recomiende el aborto, simplement­e me lleva a concluir que la solución establecid­a no ha disminuido de ninguna manera el número de abortos practicado­s en el mundo.

En México, como en otras partes, el problema es de salud pública, ético, moral, pero también jurídico; existe un trato distinto en cada uno de los estados de la República, donde la interrupci­ón voluntaria es ilegal en su mayoría, determinán­dose en los códigos respectivo­s penalidade­s diversas. Por poner un ejemplo, en el estado de Guanajuato se considera un delito que se castiga con hasta 30 años de prisión. Solamente en la Ciudad de México a raíz de una reforma que data de 2007, se consideró la despenaliz­ación y su práctica gratuita en institucio­nes públicas. Es tiempo de reflexiona­r y actuar en consecuenc­ia, pero también de mantener a los amigos, es mejor debatir con ellos sin dogmas y sin posturas irreductib­les.

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