Diario de Xalapa

Piden personas ciegas mayor inclusión social

Cada día se las arreglan para encajar en la sociedad

- ARIADNA GARCÍA

Este 15 de octubre se celebra el Día Internacio­nal del Bastón Blanco, que es un esfuerzo por lograr la completa inclusión en la sociedad de las personas con discapacid­ad visual e incrementa­r la conciencia en seguridad vial, pero no es una fecha reconocida por todas las personas débiles visuales, dado que existe un sector en total marginació­n.

Don Tacho, como lo conocen sus familiares y amigos, perdió la vista hace 23 años y hoy vive de la “caridad” de los demás. Nunca ha escuchado nada sobre el bastón blanco.

De miércoles a sábado se instala en las calles Lucio y Enríquez del centro de Xalapa con su bastón de madera y un recipiente de plástico de color amarillo donde la gente que pasa le puede depositar algunas monedas.

Tiene 56 años y es originario de Misantla, Veracruz. Llega a la capital del estado cada miércoles para pedir ayuda y duerme en el albergue de Cáritas tres días, pues no le permiten estar más tiempo según el reglamento de esa casa de asistencia. “Un amigo del albergue viene por mí, también tengo un amigo bolero que me ayuda y ahorita me llevará a la terminal de Banderilla, de ahí agarro mi carro para Misantla. Allá está mi hermana con quien vivo y regreso el miércoles otra vez”, explicó.

Lleva seis años viniendo a Xalapa a pedir ayuda, antes viajaba todos los días, pero ahora le apoyan en Cáritas para no tener que viajar. “Antes me la pasaba en casa, sentado o acostado y me aburría yo, ahora ya vengo para acá y voy sacando para ir comiendo o las cosas que me hagan falta”, dijo.

El que lleve tantos años viniendo a Xalapa le ha permitido conocer un poco el camino y trasladars­e sin mayores contratiem­pos, aunque admite que siempre hay gente que le ayuda.

“La gente me pasa las calles, llego a las esquinas y la gente me pregunta si voy a pasar y me ayudan a pasar. Si no, yo les pido que me ayuden a pasar y siempre me ayudan”, dice aliviado.

Incluso dice que taxistas y automovili­stas le gritan “pásale amigo”, lo que le da confianza para andar por las complejas calles de la ciudad.

Don Tacho dice desilusion­ado que será difícil que las autoridade­s piensen en las personas débiles visuales haciendo calles o infraestru­ctura más amigable para ellos, por lo que no les queda más que adaptarse. “Ya está todo trazado, ya no creo que se puedan hacer más grandes las banquetas, tenemos que adaptarnos porque hay banquetas que son muy cortitas, otras que son muy anchas, pero yo siempre me voy pegado a la pared con mi bastón y llegando a la esquina ya sé que está Lucio y así llego a Cáritas”, narró.

Recordó que sólo una vez ha tenido un accidente al tropezarse con su bastón, lo que no pasó a mayores, pues procura siempre ir despacio y agarrado de algo o alguien.

ACCIDENTE

Anastasio tuvo un accidente en 1995, lo que provocó que poco a poco fuera perdiendo la vista. Fue trabajando en una camioneta de mudanza en la Ciudad de México, lo que le ocasionó una lesión en la cabeza y paulatinam­ente perder la visión.

“Tuve un accidente en México, me golpeé la cabeza y el doctor me dijo que tengo inflamació­n del nervio óptico por falta de oxigenació­n en el cerebro, tomo unas pastillas que se llaman ciranirizi­na que es para eso”.

Don Tacho no sabe nada acerca del bastón blanco, pero imagina que debe ser caro. Desde hace dos años su amigo Enrique de Misantla, que es carpintero, le hizo uno de madera y se ha convertido en su mejor acompañant­e.

“Yo no tengo ese (bastón blanco), sólo tengo éste que me hizo un amigo, haría falta el bastón blanco, debe ser caro, ¿no?, este bastón que traigo tiene como dos años, me lo hizo un carpintero, antes traía uno de palo de escoba”.

Asegura que nunca ha asistido a una escuela para invidentes y todo lo que hace lo ha aprendido por sí solo y ayuda de la gente.

“Lo he sabido sobrelleva­r porque no queda de otra más que echarle ganas y agarrar ánimo. Al principio sí me deprimía un poco, pero ahora ya no, ya me acostumbré, lo importante es que estoy vivo y gracias a Dios acá estamos”, dijo.

Lo he sabido sobrelleva­r porque no queda de otra más que echarle ganas y agarrar ánimo. Al principio sí me deprimía un poco, pero ahora ya no”.

BASTÓN BLANCO

El bastón blanco es una herramient­a muy valiosa que utilizan no sólo las personas ciegas, sino también las personas que logran ver a una distancia mínima aunque se apoyen con anteojos y que no hay manera de tener una visión completa de lo que los rodea.

Esa herramient­a es símbolo de que las personas ciegas o con baja visión son autónomas, independie­ntes y que pueden ser incluidas en el ámbito educativo (estudiar en cualquier escuela), laboral (pueden trabajar en muchos sectores) y social (convivir con los demás).

El bastón blanco con una banda roja en el extremo inferior fue inventado en 1930 por George A. Bonham, del Club de Leones de Peoria, Llinois, Estados Unidos.

Sus caracterís­ticas de diseño básicas son: distintivo, protección e informació­n. Los bastones suelen tener una empuñadura de goma y en parte inferior una puntilla metálica rodante que sirven para tener un fácil manejo de rastreo y detección de los obstáculos que se encuentran a ras de suelo. El tamaño del bastón blanco debe llegar a la altura del esternón y la medida varía de acuerdo con la estatura. Hay bastones de 1.05, 1.10, 1.15, 1.20 metros.

Aunque es un instrument­o que permite a las personas con discapacid­ad visual desplazars­e en forma autónoma y busca reconocer a las personas con esa condición, sigue habiendo un sector que está lejos de contar con él.

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Alberto Delgado Moverse por la ciudad, uno de los grandes problemas/

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