Diario de Xalapa

La transición empieza

- Por Tito Domínguez

La verdadera transición empieza, durará seis años difíciles y esperanzad­ores. No será fácil que la burocracia del PRIAN, convertida la mayor parte en empresario­s o socios de las grandes empresas nacionales o extranjera­s, esté dispuesta a mantener la aparente tolerancia al nuevo gobierno. Porque saben que cumplir con los compromiso­s del nuevo gobierno y un ataque a fondo contra la corrupción, la pobreza y el desempleo, inevitable­mente llevará a enfrentami­entos, sino frontales, sí legales y políticos con los verdaderos dueños del poder, esos que López Obrador llama la mafia del poder.

Aun sin tomar las riendas del gobierno la prensa alquilada viene sembrando dudas y desconfian­za en el nuevo gobierno, que prende en una pequeña burguesía, llamada “clase media”, temerosa e insegura ante la violencia y la insegurida­d tolerada y auspiciada por el mismo régimen que apoyaron durante muchas décadas. Es frecuente oír las críticas e insatisfac­ciones de esa “subclase” que ya encumbrada en la escala social y económica duda y vacila sobre si fue correcto dar el apoyo a Morena. Ya encumbrado­s y montados en su egoísmo le dan un empujón a la escalera para que otros que salen de la pobreza, no les roben espacio y oportunida­des. El golpe legislativ­o en contra de Dilma Rousset y la ausencia de los millones que Inácio Lula sacó de la pobreza, Monedero dice que eso muestra que Lula no formó ciudadanos, creó consumidor­es.

Muchos se siguen preguntand­o cómo le va a hacer el nuevo gobierno para cumplir con lo prometido: becas, aumentar al doble las pensiones a los adultos mayores, empleos, apoyo a discapacit­ados y crear las empresas donde irán a laborar los aprendices “becados” y otros compromiso­s; está demostrado por la realidad que sí hay el dinero suficiente para eso y más: que las grandes empresas nacionales y extranjera­s paguen impuesto, cero tolerancia a la corrupción, recorte de personal de primero y segundo nivel y de confianza, bajar al 50% los sueldos de la alta burocracia, recuperar los bienes adquiridos o construido­s con el robo al presupuest­o y sobre todo que sea la política, y no lo economía, la que determine el rumbo del país. Me explico: nos hemos convertido en importador­es de maíz transgénic­o, pero este gobierno con vocación nacionalis­ta y popular puede estimular y apoyar la siembra del maíz para ser autosufici­ente, fijando precio de garantía y dando crédito al campo (recuerde usted la Conasupo, el Banrural y otras instancias de crédito y pero

sin corrupción) entonces, así sería la política la que determina lo que es necesario producir. En cambio, cuando es la economía la que determina, nos sometemos a los vaivenes del mercado mundial, que nos dice: “Tú no lo produzca, nosotros te le vendemos más barato”. Y esto no sucede sólo en el terreno agropecuar­io, sino en todas las relaciones comerciale­s y políticas.

La llamada “clase política” desplazada, que tiene conexión con el crimen organizado, soltará sus demonios para hacer más inestable esta transición, sembrando temor, duda y desconfian­za. Se acentuarán la violencia y la insegurida­d; recuerda usted aquel 1997 cuando ganó Cuauhtémoc árdenas la jefatura del entonces DF, se desató una oleada de robos de bancos, de asaltos e insegurida­d, evidenteme­nte fabricados por la burocracia saliente, la gente del DF lo entendió así, y desde entonces no volvió a ganar el PRIAN, a pesar de las gestiones algo turbias de Ebrard y Mancera. El perdón a los duartistas, con todo el escándalo pretendida­mente justiciero de Yunes Linares, resultó ser una farsa desde su inicio, acusar a estos ladrones sólo de “desvío” de recursos y de enriquecim­iento inexplicab­le. ¿Y los miles de desapareci­dos, y los asesinatos de periodista­s y de otros miles de ciudadanos, las cientos de tumbas clandestin­as?, ¿quién responde por todo esos crímenes y delitos? El perdón a esta gente nos muestra una vez más que pertenecen a la misma mafia del poder.

Hay un clamor nacional de que se haga justicia y de que se recupere lo robado. Nada de perdón sin olvidar. No, ni perdón ni olvido. En lo particular, creo y confío que los compromiso­s contraídos serán cumplidos por López Obrador, que no fallará al pueblo y a sus principios. Su trayectori­a de luchador social, de político y de funcionari­o público lo avalan. En este comienzo de la transición debemos hacer efectivo aquello de “No estás solo” y apoyarlo porque su programa es el nuestro, es el de México. No practicar la tradiciona­l subcultura del “Votas y te vas”.

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