La imagen fotográfica en un territorio expandido
Hoy día se plantean nuevos enfoques en torno a la relación que sostienen el arte, la imagen y la foto
¿Los dispositivos fotográficos, la conectividad y la movilidad de la imagen fotográfica afectan la narrativa y la forma en que se producen y distribuyen las imágenes? Como soporte, la fotografía ha devenido en un medio de comunicación visual al alcance de la mayoría. Su facilidad de uso hoy día “generaliza” la construcción de imágenes, ampliando las posibilidades creativas de los universos de expresión. Hoy día se plantean nuevos enfoques en torno a la relación que sostienen el arte, la imagen y la fotografía, examinando paralelamente los alcances y sentido de las prácticas artísticas actuales a través de la significación de la fotografía, en una perspectiva interdisciplinaria del arte.
Actualmente las relaciones entre la fotografía y la vida ordinaria, el cine, el teatro y la creación en Internet se han vuelto cotidianas. Existen también otras situaciones que han reformulado el territorio fotográfico, por ejemplo el uso de dispositivos móviles como el teléfono celular y su masificación, lo mismo que la inserción de la práctica fotográfica en nuevos mercados artísticos y culturales como el arte contemporáneo, las redes sociales y la publicidad. Buena parte de la experimentación fotográfica contemporánea sucede en el uso de los dispositivos móviles y digitales y en los medios masivos de comunicación, en espacios que antes diferenciábamos nítidamente del “territorio del arte”.
Vivimos en una época marcada fuertemente por el dominio de los medios de comunicación, el mundo virtual, la globalización y la pérdida de las identidades. El espacio percibido, el espacio vivido y el espacio concebido logran transfigurar la noción del territorio que no es sólo el espacio físico, el lugar, sino que es el cuerpo, la cultura, la identidad, la memoria, la calle, el barrio, la ciudad, el país. Una visión del territorio expandida a lo político, lo social y lo cultural, un cúmulo casi infinito de “extensiones” que por definición trastocan el discurso de lo “tradicional”, “verdadero”, “cultural” u “originario”.
Las imágenes juegan un papel clave en tanto que le dan sentido a la experiencia contemporánea. Parafraseando a Susan Sontag, vivimos en un mundo en el que la producción y el consumo de imágenes fotográficas ha sido durante mucho tiempo una actividad fundamental. Un mundo en el que tales imágenes han determinado nuestras demandas sobre la realidad, en el que las imágenes son codiciadas como sustituto de la experiencia de primera mano, y se han vuelto indispensables para la economía, la política y la búsqueda de la felicidad personal.
En una época basada en la imagen, las de corte fotográfico abarcan un campo enorme: consiguen producir deseo, fomentar el consumo, entretener, educar, dramatizar la experiencia, documentar los sucesos en el tiempo, celebrar la identidad, informar y desinformar, ofrecer evidencia. Por tanto, el cambio en el modo de producir, consumir y entender la fotografía consiente una visión del mundo desterritorializada que supere el umbral de las fronteras, de los individuos y de las naciones.