José Luis Melgarejo Vivanco
Se trata de uno de los hombres más valiosos que ha tenido Veracruz en el siglo XX. Maestro, historiador, antropólogo, poeta y político. De estatura mediana, delgado, moreno claro y, parafraseando a uno de sus biógrafos, una sola mirada le bastaba para revisar y analizar lo que hubiera a su alrededor, empezando por los humanos con los que trataba.
José Luis Melgarejo Vivanco nació el 19 de agosto de 1914 en la congregación Palmas de Abajo, municipio de Actopan, cerca de la costa, entre El Farallón y La Mancha. Sus padres fueron Eduardo Melgarejo y Luisa Vivanco. Estudió la carrera de maestro en la Escuela Normal Veracruzana. En el año de 1936 se tituló. De muy joven escribió canciones y se inició en la literatura escribiendo poesía. Es autor del himno a la normal.
Dedicó buena parte de su existencia a la docencia, así como a la investigación histórica y antropológica. Fue director de Asuntos Indígenas en el gobierno de Veracruz y director del departamento de Antropología. De 1953 a 1957 fue director general de Asuntos Indígenas del gobierno federal. Fue subsecretario de Gobierno del Estado de 1956 a 1962. De esa etapa son muchas las realizaciones en materia cultural y educativa en el estado de
Veracruz. En años posteriores fue diputado federal y después director del Museo de Antropología.
Estuvo entre quienes fundaron la facultad y el Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana y fue el principal impulsor en la creación del Museo de Antropología. De esta última actividad se le daba crédito en la revista La Palabra y el Hombre Num. 3, de julio-septiembre de 1957.
La obra escrita que nos legó es abundante en poesía, historia, antropología, arqueología y etnografía. En la revista citada se publicaron, entre otros, sus hermosos poemas Lumumba, Prometeo y Canto al país de Yucatán. Uno de sus libros literarios es Declaración de amor a Veracruz. Pero además, entre sus obras se pueden citar: Totonacapan (1943), Historia antigua de Veracruz (1949), Toponimia de los municipios veracruzanos (1950), Breve historia de Veracruz (1950), Códices de tierras, Los lienzos de
Tuxpan (1970), Juárez en Veracruz (1972), La enseñanza lancasteriana (1975) y Las revelaciones del Tajín (1994). Fue director de la importante Revista Didacta de la Escuela Normal Veracruzana de 1972 a 1975, cuando era director de dicha Institución el maestro Raúl Contreras Ferto.
Entre mediados y fines de los años 60 del siglo anterior llegaba por las mañanas a la escuela normal en la parte trasera de una camioneta Dodge, tipo guayín, trasladado por su chofer particular. En el grupo al que pertenecí no tuvimos la fortuna de ser sus alumnos, pero sabíamos muy bien quién era. En alguna ocasión tres compañeros le planteamos una inquietud y nos propuso ir a su casa a conversar. Y, como lo suponíamos, obtuvimos una enseñanza fuera del aula, con la información que se requería para nuestro propósito. En lo personal, representó un orgullo que él fuera presidente del jurado de mi examen profesional.