Diario de Xalapa

¡Bienvenido a la realidad!

- LUIS VELÁZQUEZ

Jorge Winckler Ortiz, bienvenido a la realidad. Desde la semana anterior, ex. Los dos años y nueve meses de esplendor oficial pasaron a la historia. Sabrá el chamán si algún día, en otro tiempo sexenal, volverá.

Nueve meses después fue lanzado de su palacio, al que una vez pintara de night club. Ahora, todos los tiempos en contra. Ya lo sacaron y regresar está en chino. Mejor, mucho mejor, será si la sucesora se abstiene de interponer una denuncia penal en su contra. Irá de gane.

Interpuso amparo ante un juez federal y se lo negó.

Así, y por más y más que patalee y gritonee y alardee, ya está fuera.

Todo el aparato gubernamen­tal estatal y federal, en contra. Su caso brincó de la aldea a las grandes ligas del altiplano. Ninguna duda de que el gobierno federal, metido con todo en su contra.

Hasta AMLO, el presidente, se ocupó de su persona en la mañanera rueda de prensa.

Además del góber, muchos festinaron su caída. Entre ellos, una parte de los 17 colectivos. El Solecito, el más encendido. Pisoteó la dignidad de su fundadora, Lucía Díaz Genao. La exhibió. Se burló de ella. La filmó y filtró un video en un mo

mento bochornoso.

Pero más aún, se pitorreó de las madres buscando a sus hijos desapareci­dos, con la pala por delante escarbando en las tierras con fosas clandestin­as.

De la soberbia en que anduvo durante dos años y nueve meses, a la humillació­n con que fue lanzado del cargo público.

El tiempo encumbrado cuando el político ha de tejer amistades, solo sirvió para azuzar rencores y odios.

Incluso, según las versiones, la soberbia llegó a las agencias del Ministerio Público y hasta los juzgados.

Uno de los abogados de su despacho jurídico solía amenazar a los funcionari­os del Poder Judicial para acelerar sus casos pendientes.

Dirá a los suyos que pronto volverá. Pero todos los vientos son huracanado­s en contra. Se acabó.

Si tenía razón es otro cantar. Un priista lo dice así: “Yo nunca peleo con un gobernador. Es una lucha condenada al fracaso, tarde o temprano. Por eso, más vale conciliar”.

El exfiscal creyó que podía. El jefe máximo es el jefe máxi

Además

del góber, muchos festinaron su caída. Entre ellos, una parte de los 17 colectivos. El Solecito, el más encendido. Pisoteó la dignidad de su fundadora, Lucía Díaz Genao. La exhibió. Se burló de ella. La filmó y filtró un video en un momento bochornoso

mo.

Maximino Ávila Camacho, gobernador de Puebla, hermano de Manuel, se emborracha­ba y borracho trepaba a las espaldas de los secretario­s del gabinete legal como si fuera el lomo de un caballo, le daban un látigo y los latigueaba para que relinchara­n y dieran vueltas alrededor del jardín.

Porfirio Díaz ordenó a su gobernador de Veracruz, Luis Mier y Terán, 1879, “¡Matar en caliente!” a nueve jarochos y campechano­s sublevados a su reelección y los mató.

El hígado, el corazón y las neuronas de Cuitláhuac se fueron en contra del exfiscal y sólo encontró la paz interior cuando fue destituido la semana anterior.

De aquí para adelante, entonces, bienvenido a la realidad. Otra vez, digamos, al despacho de litigante, sin descartar que el montón de duartistas expresos en el penal de Pacho Viejo le traen ganas.

Horas después de su caída, ni modo, le quitaron la escolta policiaca a él y a su familia.

Antes como antes y ahora como ahora. Y a seguir empujando la carreta con la cruz a cuesta en un camino demasiado largo y accidentad­o y lleno de espinas y cardos.

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