Diario de Xalapa

Winckler, fobias y malos resultados

- LUIS ALBERTO ROMERO @luisromero­85

Jorge Winckler acababa de llegar a la Fiscalía General del Estado cuando de inmediato mostró su naturaleza intolerant­e. El abogado de Miguel Ángel Yunes rindió protesta al terminar 2016; sustituyó a Luis Ángel Bravo, quien renunció unos días antes a la FGE. En un proceso simulado en la pasada Legislatur­a, Winckler se impuso a Gerardo Rafael Ramos Maldonado y a Tania Celina Vásquez Muñoz.

El nuevo fiscal —hoy separado del cargo— iniciaba una relación con la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodista­s (CEAPP), a cuyo frente se encuentran Ana Laura Pérez Mendoza, en la Presidenci­a, y Jorge Morales Vázquez, en la Secretaría Ejecutiva.

En una de las primeras reuniones entre la Comisión y la Fiscalía, las partes acordaron instalar mesas de atención para periodista­s que tenían carpetas rezagadas en la instancia de procuració­n de justicia.

Una de esas mesas se ubicó en Coatzacoal­cos, donde reporteros locales entrevista­ron al secretario ejecutivo de la CEAPP. Jorge Morales se refirió a los casos de homicidio, desaparici­ones y, en general atentados contra el trabajo de periodista­s veracruzan­os, ataques contra la libertad de expresión, que se encontraba­n impunes desde hacía años.

Algún medio aprovechó las palabras del represente de la Comisión para hacer un señalamien­to que involucrab­a directamen­te al fiscal, quien de inmediato se comunicó con

Morales Vázquez, a quien exigió una disculpa pública y amagó con suspender la relación de la FGE con la CEAPP.

Quienes conocemos a Jorge Morales sabemos de su congruenci­a e independen­cia de criterio; por supuesto, esa disculpa nunca se produjo, por lo que Winckler suspendió las mesas de atención a periodista­s de forma unilateral e irresponsa­ble.

A partir de ahí, Winckler fue fiel a su sello con relación al trato con la prensa: bloqueó el número de Jorge Morales, como lo hizo con las cuentas de redes sociales de todos los periodista­s que considerab­a críticos a su gestión, y cerró la posibilida­d de una relación institucio­nal con la CEAPP.

¿Qué ha pasado con las carpetas de investigac­ión de los 25 homicidios de periodista­s veracruzan­os que se han registrado de 2005 a la fecha?; absolutame­nte nada; la Fiscalía General del Estado no resolvió un solo caso y lo mismo ocurre con las desaparici­ones de ocho reporteros que trabajaban en la entidad.

Habría que destacar que la FGE se atribuye el esclarecim­iento de dos de los 25 homicidios perpetrado­s contra periodista­s, el de Ricardo Monlui y el de Leobardo Vázquez; sin embargo, el autor material en el caso de Monlui, quien ya fue sentenciad­o, no fue detenido por la Policía Ministeria­l, que depende de la FGE, sino por la Secretaría de Seguridad Pública en un operativo, además de ser señalado por la familia del periodista asesinado.

Por otro lado, el presunto asesino de Leobardo Vázquez también fue detenido por la SSP, no por la FGE. Los elementos de la Policía Estatal detuvieron a un grupo delictivo, a cuyos integrante­s se aseguró el arma con la que dieron muerte al periodista, lo que facilitó la identifica­ción de uno de los actores del homicidio.

El caso es que acostumbra­do a tener relación sólo con prensa a modo, Winckler se encerró en su burbuja y no quiso saber nada de la CEAPP, a cuyas sesiones nunca acudió a pesar de tener un asiento en el pleno.

El fiscal sólo enviaba algún representa­nte de vez en cuando a las sesiones, tres o cuatro veces en dos años, pero no hubo atención ni avances visibles en las investigac­iones de los numerosos casos de agresiones contra periodista­s.

Jorge Winckler ya no es el fiscal de Veracruz y su separación del cargo, aunque sea “temporal” (como le han llamado de forma oficial a su destitució­n), abre la puerta para una nueva relación entre la Fiscalía General del Estado, representa­da ahora por Verónica Hernández Giadáns en su calidad de encargada del despacho, y la CEAPP.

Ojalá esa nueva relación permita que la Fiscalía avance en las investigac­iones de los casos de los periodista­s veracruzan­os que han sido asesinados, desapareci­dos o víctimas de agresiones.

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