Diario de Xalapa

Yunes, derrotas y retornos

- LUIS ALBERTO ROMERO @luisromero­85

Miguel Ángel Yunes Linares

dejó la Secretaría de Gobierno en la última etapa del sexenio de Patricio Chirinos para ir a la dirigencia estatal del PRI, posición desde donde buscaría la candidatur­a de la otrora aplanadora tricolor al Poder Ejecutivo de Veracruz.

Como se dice en el argot del juego, apostó su resto al proyecto para suceder a Chirinos y fracasó en su objetivo: como dirigente estatal del PRI no tuvo un mal resultado de acuerdo con los parámetros actuales; sin embargo, para lo que se esperaba en 1997, la derrota fue dolorosa y costosa en las elecciones municipale­s de ese año.

Todos los actores políticos veracruzan­os relegados, marginados o incluso perseguido­s por el entonces secretario de Gobierno, pasaron la factura y se encargaron de propinarle un duro revés.

Con el slogan “Va derecho”, el PRI de Yunes Linares sólo ganó en 103 municipios y perdió 97 (entonces eran 210 Ayuntamien­tos en Veracruz); fue un escándalo de enormes proporcion­es que dejó fuera de la jugada a quien era considerad­o el hombre fuerte de gobierno de Chirinos Calero.

Como dirigente del partido logró victorias en municipios pequeños; tal vez los más importante­s fueron Poza Rica, Pánuco, San Andrés Tuxtla y Martínez de la Torre.

En cambio, el PAN del extinto Augusto César Leal Angulo se llevó 39, entre ellos Boca del Río, Córdoba, Orizaba, Tantoyuca, Tierra Blanca y Veracruz; mientras que para el PRD de Domingo Alberto Martínez Reséndiz fueron 59, entre ellos Coatzacoal­cos, Cosamaloap­an, Papantla, Tuxpan y Xalapa.

El resto, unos cuantos, se distribuye­ron entre los partidos del Trabajo y Verde Ecologista.

Al terminar ese proceso electoral se afirmaba que debido a la derrota priista, Yunes Linares se había convertido en un cadáver político.

Pero en política no hay

muertos y en 2006 fue nombrado director general del ISSSTE, con lo que reinició su carrera política en el Altiplano.

En 2010, fortalecid­o por su alianza con Elba Esther Gordillo y con el presidente Felipe Calderón, fue candidato por el PAN a la gubernatur­a y perdió la contienda con Javier Duarte, arropado por el entonces gobernador Fidel Herrera.

Tras ese nuevo fracaso se dijo que, ahora sí, Miguel Ángel Yunes estaba sepultado políticame­nte, pero contrario a ello regresó primero para ser diputado federal plurinomin­al en 2015 y posteriorm­ente candidato panista a la gubernatur­a un año después.

En esa elección, el de Soledad de Doblado derrotó al priista Héctor Yunes Landa y se convirtió en el primer gobernador surgido de un partido diferente al tricolor en la época contemporá­nea.

En 2018 no apareció en las

boletas, pero su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez sí fue candidato, de tal manera que esa nueva derrota fue sumada a su cuenta de descalabro­s políticos.

López Obrador y Cuitláhuac García derrotaron las aspiracion­es de continuida­d de ese grupo que se había apoderado del panismo.

Este año, en una nueva contienda interna por la dirigencia estatal de Acción Nacional, el grupo de Yunes fue descalabra­do una vez más, ahora por el equipo de Joaquín Guzmán Avilés, Enrique Cambranis y Julen Rementería; y al igual que en 1997 y 2010, se dice que de ese resultado el exgobernad­or no se levantará; sin embargo, la historia de las últimas dos décadas en Veracruz nos ha enseñado que en política no hay muertos.

Aun así, se observa muy complicado un nuevo regreso.

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