Niño, boléame los zapatos... y el gobernador le dio $100
Estaré en mi banquito hasta que Dios quiera, indica
Originario de Teocelo y con sólo ocho años, un cajón donde guardaba unas grasas para bolear, un cepillo, una brocha y una lata que le servía como banco, José Luis López llegó a Xalapa y 50 años después sigue dando servicio en la entrada del Hotel México.
Recuerda que la primera vez se encaminó por el parque Juárez hacia la plaza Lerdo, donde vio a muchas personas, algunas de ellas de traje, y no sabía qué hacer hasta que alguien le dijo: "¡Niño!, ¡niño!, boléame los zapatos".
Aquel personaje era el gobernador Rafael Murillo Vidal.
Originario de Teocelo y con sólo ocho años de edad, un cajón donde guardaba unas grasas para bolear, un cepillo y una brocha viejos y una lata de “chiles xalapeños” de esos botes de a litro que le servía como banco, José Luis López llegó a Xalapa y 50 años después sigue dando servicio en la entrada del Hotel México.
Recuerda que la primera vez que llegó a esta ciudad fue en los carros que venían de Teocelo cuando la parada estaba donde hoy es la Biblioteca Carlos Fuentes, ahí se bajó del camión, pues tenía necesidad de trabajar y se encaminó por el parque Juárez hacia la plaza Lerdo donde vio a muchas personas algunas de ellas de traje y no sabía qué hacer hasta que alguien le dijo, ¡niño!, ¡niño! boléame los zapatos.
Aquel personaje de traje azul que le había pedido la boleada entre todos aquellos caballeros trajeados era nada más y nada menos que el gobernador Rafael Murillo Vidal que lo cuestionó que andaba haciendo y si le podía dar grasa a su calzado.
Pronto puso su lata en el suelo, se sentó y empezó a bolearle el calzado a cambio recibió una tarjeta del entonces gobernador y 100 pesos cuando la boleada costaba sólo un pesos, así como el permiso para poder ingresar a palacio de gobierno para poder bolear.
A 50 años de ese inicio que recuerda con cariño, José Luis López ha pasado por muchos gobernadores y ha sido bolero oficial de muchos de ellos.
Cuenta, mientras lustra calzado de clientes que le llegan, que llegó a Xalapa un 17 de diciembre de hace 50 años e indicó que ha estado en varias partes dando el servicio de boleada hasta que el señor Pedro Rodríguez de la Zapatería Destroyer habló con los dueños del hotel para que le dieran permiso de bolear en la entrada de la cochera del Hotel México.
Un tiempo dio grasa en la entrada del Hotel Plaza, sin embargo, como no había techo cuando llovía ya no podía trabajar y fue cuando le consiguieron el espacio que hoy ocupa y agradece a los señores Emilio Barreiro y Eulogio Pardo Sánchez que desde hace 35 años ocupe ese lugar
A los 15 años decidió quedarse de bolero e indica que su mamá siendo maestra respetó su deci
sión, pues le dijo que si eso es lo que quería entonces lo hiciera con dedicación y esfuerzo y es un oficio que sigue desempeñando.
Los fines de semana trabaja en el fraccionamiento Las Ánimas y bolea calzado a domicilio y varios funcionarios le han distinguido con dejarlo ingresar a sus casas a dar grasa y además ha sido bolero oficial de algunas dependencias como fue el IPE, palacio municipal e incluso ha boleado el calzado de 7 gobernadores en sus propios hogares
Cuando inició en la boleada se cobraba en un peso y ahora la boleada cuesta 25 pesos, pero además refiere que en fines de semana cuando no bolea zapatos se va a “cubetear” los eventos de lucha libre y siempre le ha gustado trabajar, pues quien quiere trabajar siempre buscará la forma de ganar dinero de manera honrada.
Con tristeza reconoce que ninguno de sus hijos quiso seguir su oficio, pero también asegura que estará en su banquito a la entrada del estacionamiento del hotel México hasta que Dios le de fuerzas, pues no piensa retirarse de su oficio y desea seguir cumpliendo más aniversarios.