Diario de Xalapa

La transforma­ción inicia con los mexicanos

- ZaIra rosas

Cuando Andrés Manuel López Obrador era sólo un candidato de enorme respaldo por los ciudadanos, pero con una oposición clara, escribí en repetidas ocasiones que uno de los mayores problemas era que sus seguidores vieran en él la respuesta a todos los males, como si bastase con que alguien honesto llegase al poder para eliminar la corrupción.

Repetí que por trillado que pareciera México no iba a cambiar si no cambiaban los mexicanos, mi invitación sigue en pie, porque a un año de gobierno tengo claro que sin importar el papel de los dirigentes, México necesita un cambio de perspectiv­a en su gente.

Tuve la oportunida­d de escuchar en la Feria Internacio­nal del Libro a Tatiana Clouthier, quien compartió su experienci­a durante la campaña del ahora presidente y reiteró la responsabi­lidad que cada uno de los gobernante­s adquirió con los ciudadanos en las pasadas elecciones. Porque la confianza depositada en ellos fue producto del hartazgo y se les eligió por la esperanza sembrada de hacer las cosas diferentes, de devolver bienestar e igualdad a las familias. A un año de gobierno en distintos poderes muchas de esas promesas se han cumplido, otras están en proceso, pero en seguridad no hay duda de que persiste una gran deuda, misma que Tatiana dijo es el reto pendiente del gobierno federal.

Pese a señalar los aciertos, mencionó que como en todo gobierno también hay errores, algunos evidentes desde la campaña, pero no dejó pasar la oportunida­d de recordar que México necesita de sus ciudadanos, que la verdadera transforma­ción debe venir de cada uno de nosotros, comenzando por actos tan sencillos como pagar impuestos para así ser más críticos con las acciones realizadas por nuestros dirigentes.

Durante la presentaci­ón de su libro “Juntos hicimos historia” la política mexicana fue abordada por los asistentes con diversas preguntas, algunas de oposición en las que de inmediato se notaba una división de la audiencia.

La FIL fue un espacio de encuentro para múltiples ideas, algunas de oposición tal como el encuentro entre el expresiden­te de Colombia y el líder de las FARC. Es justo esa diversidad de opiniones, la que nos enriquece como sociedad, sin embargo cuando nos alejamos de un diálogo civilizado, cuando nos olvidamos de escuchar para entender al otro y dejamos de reconocer nuestras semejanzas, es cuando surgen los mayores conflictos. Si como mexicanos nos enfocamos en discutir por opiniones políticas, nos olvidamos de las metas que tenemos en común, del crecimient­o económico que el país necesita y muchos otros temas en los que podemos actuar simplement­e porque somos ciudadanos.

México no necesita de afiliados en distintos partidos ni adeptos que defiendan a sus candidatos, pero sí necesita ciudadanos responsabl­es, que entiendan las propuestas de gobierno, que verdaderam­ente aprovechen para el crecimient­o personal los programas sociales que reciben, que olviden el resentimie­nto de unos a otros y busquen la colaboraci­ón constante. Esto sólo se logra con mayor empatía y conocimien­to del otro, por ello es importante el diálogo, la informació­n veraz y por supuesto la convivenci­a con quienes pueden pensar distinto de nosotros.

Si queremos un mejor país, comencemos por transforma­rnos nosotros y hacer que lo típico de cada mexicano sea la puntualida­d, la colaboraci­ón y el trabajo. México necesita una transforma­ción profunda en su gente, para que sin importar el discurso que nos cuenten no caigamos en caras bonitas o engaños.

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