Diario de Xalapa

El amistoso ante La Primavera se suspendió; sus integrante­s armaron la cáscara E

- JULIÁN RODRÍGUEZ

l Colfraima celebró un aniversari­o más con un partido amistoso entre quienes han integrado ese glorioso plantel de la colonia Francisco I. Madero, aunque estaba programado un encuentro contra el equipo La Primavera de la zona MisantlaMa­rtínez de la Torre, debió suspenders­e porque el sábado un elemento de ese conjunto murió y no pudieron venir al compromiso.

Al Centro Deportivo Ferrocarri­lero asistieron la mayoría de jugadores que han desfilado por la escuadra que ha sido campeón de los mejores torneos de la ciudad, incluso vimos al veterano Víctor Barradas, quien con sus 71 años es el futbolista de mayor edad.

También vimos a los hermanos Mario, Miguel y Roberto Ronzón, temible defensa que en sus tiempos difícilmen­te los burlaban, y si lo hacían eran como los de aquella época que decían “pasa el balón, el jugador no”.

No faltaron dos de los pilares del primer equipo no nacidos allá como Melchor y Gabriel Tita Hernández, y aunque su hermano Cubo no jugó para ellos debió jugar porque el equipo no se completaba.

Llegaron además Miguel Baby Maldonado, Édgar Perrito López, Javier Javo Hernández, Alfredo Camarón Campos, Johnny García, Diablo Méndez, Víctor Hernández, Abel Díaz, Chapitas, Antonio Gómez y Antonio Salado, entre otros.

El marcador al final de cuentas favoreció al representa­tivo rojo, el más joven, al son de un gol por cero, pero el resultado fue lo de menos, lo importante es que volvieron a reunirse los jugadores que integraron uno de los mejores equipos que ha habido históricam­ente en nuestra ciudad.

Claro está que muchos ya mayores de 60 años no tienen esa fortaleza que en su momento los distinguió como auténticos guerreros, pero mostraron algunos chispazos que dejaron muestra que eran grandes jugadores.

Unos todavía tienen ese toque privilegia­do como el Javito Javier Hernández, o la garra de Mario Ronzón y el estilo de Melchor Hernández, sin dejar de pasar la resistenci­a del Perrito Édgar López o la entrega del Diablo Méndez, así como el entusiasmo de Antonio Salado.

El encuentro fue sancionado por el árbitro Aníbal Ronzón, con buena labor junto a sus asistentes.

Para ponerle fin a su reencuentr­o, los jugadores se dirigieron a la casa de uno de los organizado­res para compartir los sagrados alimentos.

Durante el tiempo que estuvieron juntos contaron las anécdotas que vivieron a lo largo de su recorrido en los campos de futbol, de sus triunfos y sus derrotas, de sus títulos y de sus fracasos, hasta de aquellas broncas que protagoniz­aron, porque es de saberse que el barrio era duro de pelar y nunca se dejaron de nadie.

Así llegó a su fin el aniversari­o de un histórico equipo nacido en los barrios de la colonia Francisco I. Madero, donde hace poco más de 50 años tomó forma con un grupo de niños ansiosos por participar en la Liga Xalapeña de Futbol, un organismo que por cierto desde hace muchos años desapareci­ó.

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