Helí Herrera
El presidente de Estados Unidos de Norteamérica se vuelve a anotar otra victoria sobre México.
Primero fue la construcción del muro, para detener la llegada (inmigración) de miles y miles de hombres y mujeres de todas partes del mundo subdesarrollado, a través de la frontera de más de 3 mil 200 kilómetros USAMéxico, a territorio estadounidense, que al no contar con el apoyo del Congreso Norteamericano no fue posible, nos la volteó con el tema de la aplicación de aranceles a los productos mexicanos que llegan a su país, lo que hizo que Andrés Manuel López Obrador pusiera al servicio de Trump a la recién creada Guardia Nacional, para que la evitara, logrando reducirla en más de 60%, lo que hizo que el residente de la Casa Blanca elogiara más de 23 veces al presidente mexicano.
Hoy, a raíz de los acontecimientos ocurridos en Bavispe, Sonora, el mes pasado, cuando nueve integrantes de la familia LeBarón fueron asesinados por
un grupo armado, el presidente de Estados Unidos anunció que evaluaba catalogar a los grupos del narcotráfico en México como terroristas, circunstancia que de acuerdo con sus propias leyes le permite introducirse a cualquier territorio en el mundo para combatirlos, bajo sus propias reglas, sin pedir permiso a las autoridades de esa nación, lo que se traduce en una clara violación a las leyes de convivencia internacionales; declaración que fue catalogada de inmediato por el gobierno mexicano como >intervencionista<, pero que generó que nuestro secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, viajara de inmediato a Washington para entrevistarse con varios funcionarios del gabinete de Donald Trump, y apenas el jueves pasado recibió en sus oficinas al procurador norteamericano Wiliam Barr para “dialogar sobre el mismo tema”, el cual a su regreso a la capital norteamericana se reunió con el presidente Trump para informarle sobre su visita a la Ciudad de México, lo que hizo que el viernes por la noche el presidente norteamericano publicara un twitt afirmando: “Se ha completado todo el trabajo necesario par declarar organizaciones terroristas a los cárteles mexicanos. Estatutariamente estamos listos para hacerlo. Sin embargo, a pedido de un hombre que me gusta y respeto, y que ha trabajado tan bien con nosotros, el presidente Andrés Manuel, retrasaremos temporalmente esta designación y se intensificarán nuestros esfuerzos conjuntos par tratar decisivamente con estas organizaciones viciosas y en constante crecimiento”.
Pero ya hemos visto cómo inteligentemente el magnate de la construcción tira un bumerang contra México, a sabiendas que si no pega de frente lo hará de regreso. Su declaración tuitera, desde mi óptica, logró algo trascendental a cambio de no hacer esa declaratoria, y es la salida de México del expresidente Boliviano Evo Morales, quien esa misma noche de viernes abandonó el asilo que le proporcionaba el gobierno amloista, para dirigirse a Cuba, y eso, no me queda ninguna duda, es lo que pidió a cambio Donald Trump, quien llevaba tiempo exigiendo la renuncia de Evo cuando era presidente constitucional de aquella nación sudamericana, y lo había catalogado como enemigo de Estados Unidos.
Decía don Andrés Manuel que “colaboración SÍ, Intervencionismo NO” con el gobierno vecino, pero ¿esta medida no es una intervención clara en la política interna de México?