MONTERREY VIAJA ILUSIONADO AL MUNDIAL DE CLUBES
EL CUADRO DE MOHAMED TUVO UNA GRAN DESPEDIDA, ANTES DE SU VIAJE AL MUNDIAL DE CLUBES
Apodaca.- Para Monterrey no hay descanso, y es que los dirigidos por Antonio Mohamed consiguieron su boleto a la gran final, regresaron en la madrugada de Aguascalientes a Guadalupe, hicieron maletas y emprendieron el viaje a Qatar para su participación en el Mundial de Clubes. La cita era a las 11 am, por lo que dos horas antes de que llegaran los Rayados, alrededor de 100 seguidores se dieron cita en el aeropuerto General Mariano Escobedo para pintarlo de azul y blanco. Confeti, papel picado, banderas y una trompeta dieron color a la fiesta que se esperaba: “Ojalá no tarden. Se vienen cosas bien fregonas. Ayer nuestras Rayadas y ahora ellos”, decía un chico a su pareja, quien no pudo ocultar su emoción. La espera fue larga para algunos que estaban ya ansiosos por ver a sus ídolos, mientras que para otros el tiempo corrió rápido entre los cánticos. El camión apareció puntual y fue ahí que el descontrol se desató: “Corran. Ellos bajan y empezamos todos a echar porras”, organizaba uno de los aficionados. Todos se acercaron al autobús y formaron un pasillo, el cual no funcionó ya que apenas salió Tony y la bola fue hacia él. “Gracias por tanto Mohamed. Neta que eres bien fregón, nos hiciste regresar a lo que somos”, le decían felices: “El equipo juega, ellos son los fregones”, respondía. El estratega no quiso hablar con los medios de comunicación, sin embargo, entre todo el desorden se detuvo para saludar. El holandés Vicent Janssen, fue el siguiente en asomarse. Apenas puso un pie fuera del autobús y las fotos no pararon: “Por favor Janssen, crack déjanos tomarnos una foto”, le pedían, a lo que sonriente posaba para todos, inclusive se detuvo para repartir autógrafos. Detrás de él siguió Funes Morí. El atacante desfiló con glamour con unas gafas de sol y con un semblante alegre. “Uno, dos, tres. Chiquitibum a la bim bom ba, Rogelio, Rogelio, rra-rra-rra”. Se escuchaba entre aplausos. Arturo González, Dorlan Pabón, Carlos Rodríguez, César Montes y Miguel Layún no se quedaron atrás para unirse a los que elogiaban, mientras que el resto trataba de entrar a documentar lo más rápido posible. “¿Y Pizarro? Preguntaban unos niños: “Seguro ahorita lo vemos”, exclamaba insegura su mamá, ya que Rodolfo ahora fue sigiloso y no se dejó ver al momento. Fue hasta el final, cuando ya tenían que entrar a la sala, que algunos vieron a Rodolfo caminando a paso veloz cubierto con una capucha y unos lentes obscuros.