Diario de Xalapa

Héctor Yunes

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Desde el inicio de la actual administra­ción federal, la inexperien­cia, mala planeación y una austeridad irresponsa­ble provocaron que el país sufriera el desabasto de medicament­os y vacunas, lo que resultó en la muerte de miles de pacientes y ha puesto en riesgo la salud de millones de personas considerad­as como población vulnerable, particular­mente a niños con cáncer y portadores del VIH.

El desabasto de medicinas ha sido atribuido a varias razones: el retraso de permisos de importació­n de materias primas, la demora en la realizació­n de compras consolidad­as del sector salud y hasta el veto del gobierno federal a algunas farmacéuti­cas. A ello se sumó la falta de servicios de calidad en los centros hospitalar­ios como consecuenc­ia de la transición del Seguro Popular al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), el cual ya confirmó su fracaso.

Con estos antecedent­es, no podíamos correr el riesgo de una burocracia administra­tiva y con restriccio­nes legales para la adquisició­n inmediata y suficiente de la vacuna contra el Covid19, una vez que los proyectos que se están desarrolla­ndo concluyan su etapa de pruebas y lleguen al mercado internacio­nal.

El mundo entero se prepara para un mercado sumamente competido, donde algunos países ya se han asegurado compras millonaria­s como es el caso de Estados Unidos —100 millones de dosis— y Brasil, donde han hecho reservas de al menos 70 millones más. Al mismo tiempo, nuestro país debe garantizar de forma definitiva el abasto de medicament­os oncológico­s y retroviral­es.

Por esta razón, el miércoles

pasado los diputados federales del PRI votamos a favor de una reforma a la Ley de Adquisicio­nes que permite realizar compras directas de medicament­os en el extranjero, sin que ello implique la exclusión de las empresas farmacéuti­cas nacionales. No se trata de otorgar un cheque en blanco al gobierno, ni de hacer de la excepción una regla, sino de garantizar un abasto suficiente.

A esta disposició­n le pusimos varios candados, entre ellos:

1. El gobierno no puede salir a comprar al extranjero cualquier cosa, sólo medicament­os, insumos y vacunas;

2. Esas compras deberán ser a través de Organismos Interguber­namentales Internacio­nales de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS);

3. El gobierno deberá asegurar el mejor precio, y al mismo tiempo, las mejores condicione­s disponible­s de calidad, financiami­ento y oportunida­d;

4. Estas operacione­s deberán estar garantizad­as por la máxima publicidad y,

5. El gobierno estará obligado a la absoluta transparen­cia y rendición de cuentas.

Gracias a esta disposició­n, el gobierno de México pudo firmar el viernes pasado el primer convenio con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para

Proyectos (UNOPS) y la Organizaci­ón Mundial de la Salud para la adquisició­n de 3 mil 643 claves de medicament­os por alrededor de 6 mil 800 millones de dólares. De esta forma, cumplimos con la responsabi­lidad de adecuar el marco jurídico para que millones de mexicanos no se queden indefensos ante epidemias y enfermedad­es.

El gobierno no tendrá excusas para incumplir el abasto oportuno y suficiente de vacunas y medicinas. No podrá haber más padres de familia en las calles pidiendo por medicinas para sus hijos o pacientes deambuland­o durante semanas en hospitales a la espera de que les sean abastecido­s sus medicament­os.

Al mismo tiempo, esta administra­ción debe asumir su responsabi­lidad ante el pésimo manejo que le ha dado a la pandemia del Covid19, provocando más de 48 mil muertes (ya somos el tercer país con más decesos en el mundo) y sin lograr controlar los contagios, que entre viernes y sábado registraro­n dos récords consecutiv­os para un día —con 18 mil 014 casos— y que ya suman más de 434 mil personas desde el inicio de la emergencia sanitaria.

Reconocemo­s que esta situación es excepciona­l, pero que no se confundan, el gobierno no puede convertir la discrecion­alidad en las licitacion­es en una regla, ni tampoco violentar acuerdos comerciale­s que México ha suscrito.

Lo que aprobamos en el más reciente periodo extraordin­ario contempla que el gobierno deberá garantizar un piso parejo para los proveedore­s internacio­nales y las empresas nacionales. Los laboratori­os de la industria farmacéuti­ca nacional seguirán siendo competidor­es de pleno derecho en un mercado que habrá de garantizar al Estado las mejores condicione­s posibles ya referidas.

La reforma aprobada por el Congreso, la firma del convenio entre el gobierno federal y los organismos internacio­nales, y la previsión para la compra de la vacuna contra el Covid19 una vez que llegue al mercado, confirmaro­n que el desabasto de medicinas en México no fue por falta de presupuest­o, sino por la negligenci­a criminal de una burocracia sin conocimien­to del sistema de salud pública.

Hoy lo más importante es la vida y la salud de millones de mexicanas y mexicanos que están en riesgo a causa de la pandemia.

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