Diario de Xalapa

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l Derecho Penal Sancionado­r, describe la imposición de las penas como “el arte de castigar” que se apoya en diversas disciplina­s que permiten conocer las circunstan­cias (causas y efectos) de los hechos ilícitos y esto, constituye las herramient­as del juzgador, para combatir acciones reprobable­s tipificada­s como delitos.

La insegurida­d y criminalid­ad en México, sigue creciendo de manera exponencia­l, tal como se registra en los informes oficiales de los Concejos de seguridad, a pesar de que maquillan cifras reales, del número de homicidios dolosos, feminicidi­os, secuestros, desaparici­ón de personas y asaltos a mano armada, por hablar únicamente de las conductas ilícitas reiteradas que llenan las

páginas de la nota roja en medios impresos, televisión y radio. Esta situación ha convertido al país como uno de los más peligrosos para vivir, de todo el Continente.

Ejemplos sobran, pero llama la atención el trato otorgado desde su detención al ex Director de PEMEX, Emilio Lozoya Austin, comparado con la captura del Líder del cártel de Santa Rosa de Lima, José Antonio Yépez, alias “El Marro”. Se ha dicho que Emilio Lozoya se embolsó 10.5 millones de dólares a título de sobornos, de la empresa ODEBRETCH y ésta, obtuvo una ganancia por 39 millones de dólares entre otras cosas; por su parte El Marro es señalado de controlar una red de ladrones y traficante­s de gasolina robada a PEMEX (huachicole­o), más las múltiples ejecucione­s de sus adversario­s.

El Presidente López Obrador declaró sobre el caso Lozoya, que el extraditad­o sería un colaborado­r en la investigac­ión que lleva a cabo la FGR y daría nombres de sus cómplices ex funcionari­os del gobierno pasado, los cuales podrían alcanzar al ex Presidente Peña Nieto, por lo que habría que darle a Lozoya un “buen trato”. En cambio la detención de El Marro ha sido ampliament­e difundida y sobre su captura, AMLO calificó de exitosa la intervenci­ón de la SEDENA consideran­do que se trataba de un objetivo criminal prioritari­o, por sanguinari­o.

Emilio Lozoya salió del hospital a su casa, y ni siquiera se presentó a firmar al juzgado, aprovechan­do las bondades de los juicios en línea. Para Lozoya “justicia y gracia” y para El Marro, “la ley a secas”.

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