Grave problema, las enfermedades mentales
Estos padecimientos afectan las actividades laborales y personales de muchas personas
cente y que pensaba que lo que le pasaba "lo tenía merecido”, entre estos aspectos, hasta llegar a morir. Narra que se sometió a estudios y estuvo 3 veces en un hospital donde los electrocardiogramas y análisis de sangre salían bien.
“Actualmente con el simple hecho de que sus compañeros le digan que no va a pasar nada, que todo está bien, se calma, lo que antes no podía lograr”.
Otro testimonio es el de Clarita, a quien los exámenes y problemas emocionales con su pareja sentimental le causaban desmayos, vómitos y dolores de cabeza tan fuertes que pensaba que la solución era golpearse contra la pared.
“Cuando tenía exámenes, tenía miedo, me sentía mal. De hecho me desmayaba en momentos e incluso me llegué a hacer del uno en la clase, por más que estudiaba, pero no podía presentar exámenes por miedo”.
Clarita contó que ver a sus papás pelear y a su padre agredir a su mamá le afectaba; cuando se empezó a sentir mal en su momento fue diagnosticada equivocadamente y llegó a ingerir medicamentos para algo que no padecía.
Hubo un día en el que llegó a las instalaciones de la Cruz Roja, siendo ella joven, porque había peleado con su pareja en ese momento le desencadenó hábitos somáticos más grandes.
Afectó su labor como enfermera, pues el tratar con personas que padecen infartos, cáncer en todas sus variedades y otras enfermedades le hacía que su mente fuera más allá de su realidad.
” Si escuchaba los síntomas de un infarto como el dolor en brazo izquierdo y problemas para respirar, decía que los tenia y me empezaba a sentir mal, si les dolía el pecho o la boca del estómago por razones de una verdadera enfermedad estando yo bien contaba lo tenía y mi miedo se hizo más fuerte”.
Explicó que le pagaba a sus compañeras para que la cubrieran en turnos, sabía que algo no andaba bien en ella, se realizó estudios, tomó medicamentos e inclusive acudió con brujos blancos y negros para aliviar su mal, “si a mí me hubieran dicho ponte de cabeza y te sentirás mejor, lo hubiera hecho”.
que entrando al grupo de Buena Voluntad de Neuróticos Anónimos sintió paz al saber que más personas sentían lo que ella respecto a las enfermedades, esas pláticas le ayudaron a no perder su empleo.
Finalmente, Rosa María, el tercer testimonio referente a las enfermedades psicosomáticas, dijo que las crisis por no poder respirar de una forma normal le llevaron a tener asma y encadenarse a un inhalador, sin embargo esto se le descartó a través de estudios de análisis.
Como en el caso de sus otros dos compañeros, Rosa María tenía miedo a las enfermedades y si presentaba un leve dolor lo hilaba con temas graves de salud, “llegué a gastar mucho dinero y con el paso del tiempo me di cuenta la que sensación de haber quedado embarazada joven me causaba este tipo de problemas, truqué mi vida, mi trabajo y mis libertades como persona soltera, eso me afectó”.
Como a Clarita, ella también tenía miedo de los exámenes y el pasar de ciclo escolar le causaba temor, llegó a tomar antidepresivos, ansiolíticos y pastillas para dormir pero esto no le mejoraba.
El grupo de Neuróticos Anónimos atiende estas situaciones que llegan a frenar la vida de las personas pensando que por lo que pasan es normal. Por ello ponen a disposición los números telefónicos 71-2-80-42 y 71-236-35 y 71-6-39-49.