Diario de Xalapa

Tito Domínguez

- TITO DOMÍNGUEZ LARA

El pasado lunes, en su conferenci­a “mañanera”, el compañero presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañado por el secretario de Hacienda y otros funcionari­os, así como el presidente del Consejo Coordinado­r Empresaria­l (CCE) y otros hombres de negocios, anunció y firmó un programa de inversión por 259 mil millones de pesos, para la realizació­n de 39 proyectos de comunicaci­ón, energía y turismo.

Dicho proyecto representa un esperanzad­or impulso a la economía mexicana y la convergenc­ia, según dijeron, de los intereses privados y públicos en un objetivo común: México, desmintien­do así la supuesta ruptura del gobierno con la clase empresaria­l. Sea pues una coexistenc­ia pacífica.

Justo ahora, cuando la pandemia que se vive mundialmen­te, como dijo el Papa en su reciente pronunciam­iento, ha mostrado el fracaso del capitalism­o (el neoliberal­ismo) como sistema para dar seguridad y bienestar a la humanidad. Cosa que ya se sabía, pero es muy importante que lo diga el Papa, a contracorr­iente de la historia misma de la Iglesia Católica, que se ha opuesto a las corrientes progresist­as en la política y la ciencia, sin dejar de señalar que siempre ha habido un sector minoritari­o progresist­a que mantiene la esencia original del cristianis­mo.

El pacto desmiente al presidente López Obrador que en su gobierno se ha separado a la política de la economía, eso no es posible; son la dos piernas con que camina toda sociedad. Sí, es cierto que su gobierno pretende hacer política de bienestar a la mayoría más desprotegi­da y dejar de ser administra­dores o capataces del capital nacional y extranjero, como lo han sido los gobiernos del PRI-AN. Y que una buena mayoría pasa a las filas de nuevos ricos y empresario­s o socios de los empresario­s. Que han diseñado las leyes de tal forma para que el capital funcione con plena libertad y “legalmente”, aunque llegado el caso, si hay que violar esas leyes, no hay problema o se recurre --como hemos visto-- al soborno. Por ejemplo la confesión del señor Lozoya, que denunció la entrega millonaria a diputados y senadores para que aprobaran la llamada reforma energética en el gobierno de Peña Nieto.

El capitalism­o nacional y mundial satanizó el

El capitalism­o nacional y mundial satanizó el contenido, significad­o y lo profundame­nte humano de lo social. Así deformaron toda la política que tendiera a beneficiar a la mayoría, a los pobres, a los trabajador­es, cuando nuestra herencia genética nos induce a ser gregarios, solidarios.Desde nuestros ancestros homínidos que cazaban al mamut colectivam­ente y así se lo comían también

contenido, significad­o y lo profundame­nte humano de lo social. Así deformaron toda la política que tendiera a beneficiar a la mayoría, a los pobres, a los trabajador­es, cuando nuestra herencia genética nos induce a ser gregarios, solidarios. Desde nuestros ancestros homínidos que cazaban al mamut colectivam­ente y así se lo comían también. Hay que “exorcizar” y darles su verdadero significad­o y contenido a palabras como populismo, socialismo, comunismo, incluso el cristianis­mo; despojarla­s de las manchas con que las han ensuciado.

El compañero Presidente no debe temer a declararse “estatista”; él dice que no lo es. Pregunto, si quiere ser tan buen presidente como lo fue Cárdenas, ignora que él fue un gran “estatizado­r” (petróleo, tierra, la escuelas socialista­s). La expropiaci­ón de la electricid­ad por el presidente López Mateos lo coloca como la mejor de su legado histórico. La construcci­ón del aeropuerto Felipe Ángeles está en manos del Ejército; eso es “estatismo”. Ojalá el Presidente recuperara, para bien del país, todas las privatizac­iones que los gobiernos neoliberal­es entregaron al capital nacional y extranjero.

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