Diario de Xalapa

Carlos Cabal: el regreso a las grandes ligas de los negocios en México

- GABRIEL XANTOMILA

Donaldo Colosio y a Diana Laura Riojas.

Para 1983, el empresario regresó a Villahermo­sa, Tabasco, para administra­r los negocios de su padre, quien le presentó y lo relacionó con sus amistades, referencia­s y conexiones políticas y financiera­s, pero las empresas de los Cabal quebraron a finales de 1984.

Viajó a Campeche e inició negocios en Ciudad del Carmen, con Mariscos Procesados, Fundación Unión Caribe, Electrovis­ión y Tecnología, Ships TSM, Expomar (que substituye a Fundación Unión Caribe), Varaderos del Golfo, Kam Bull, y la que sería su primera incursión en el comercio de exportació­n de mariscos, la empresa PROMO-SEA, que le competía a Ocean Garden de San Diego, California y una paraestata­l de Bancomext, en la exportació­n de camarón y que tenía oficinas en Miami.

Los reportes periodísti­cos de 1991 señalan que en ese año compró acciones del BCH, pagó 878 millones de pesos y lo convirtió en Banco Unión. Para 1993 adquirió 76 por ciento de las acciones de Cremi, que al final se llamó Grupo Cremi-Unión, y un año antes compró Del Monte Fresh Produce NV, comerciali­zadora de frutas.

Cabal fue llevado por Carlos Hank Rhon, quien era dueño del Laredo National Bank, a los círculos bancarios de Estados Unidos; para entonces Cabal estaba considerad­o como el empresario modelo del sexenio de Salinas de Gortari.

El tabasqueño consolidó un coto de poder al interior de Banca Unión, al integrar como accionista­s a David Ibarra, quien fue secretario de Hacienda, con José López Portillo; David Gustavo Gutiérrez, exdirector de la desapareci­da Fertimex y exgobernad­or de Quintana Roo; Jorge Hank Rhon, hijo de Carlos Hank González;

Enrique Martínez y Martínez exgobernad­or de Coahuila, así como Federico de la Madrid, hijo del expresiden­te Miguel de la Madrid.

Las compañías del entonces empresario modelo de la familia Salinas de Gortari, crecieron por diversos países, Chile, Argentina, y ciudades como Los Ángeles, Nueva York, Londres, Zurich y Hong Kong.

La caída no tardó mucho. Comenzó en 1993, al disponer del recurso de ahorradore­s, con autoprésta­mos y conceder préstamos a particular­es que no contaban con garantías de pago.

Sus bancos fueron intervenid­os en 1994, por violar la Ley de Institucio­nes de Crédito, lo que implicaba una pena de tres a 12 años de prisión.

Su estrella se apagó cuando se convirtió en prófugo de la ley en 1994; la autoridad mexicana lo acusó de haber malversado 700 millones de dólares de su grupo financiero mediante préstamos a él mismo. También fue acusado de formar parte de los empresario­s que se beneficiar­on con el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).

El exbanquero tejió una red de complicida­d e influencia­s de empresario­s, políticos y banqueros, como Ángel Isidoro Rodríguez Sáez, de Banpaís; Jorge Lankenau Rocha, de Grupo Financiero Ábaco; Gerardo de Prevoisin, Pablo Madero O Brien; de Pargma; y Eduardo Mariscal, de Havre.

Hasta el momento, todos los banqueros fueron investigad­os por las autoridade­s financiera­s y judiciales, pero ninguno recibió sentencia.

Los reportes policiales de la época señalan que la policía mexicana le había seguido la pista a Cabal Peniche desde 1995, cuando se encontraba en España, y luego en Estados Unidos, y finalmente en Australia. Cuando dejó México en 1994, el valor de su imperio ascendía a dos mil millones de dólares.

Luego de huir de México con su esposa y cuatro hijos, fue visto en Key West, Florida, y en Francia. Logró escapar en un intento de captura en España. Las pesquisas mexicanas en ese año lo ubicaban en Miami, en Puerto Rico, Argentina y luego en Australia.

En mayo de 1999, la revista Milenio Semanal, publicó que Cabal Peniche dijo que aportó 15 millones de dólares a la campaña presidenci­al de Luis Donaldo Colosio, cinco millones más a la de Ernesto Zedillo y otros cinco millones al tabasqueño, Roberto Madrazo.

REGRESO PÚBLICO

Carlos Cabal reapareció en 2014 en su natal Tabasco para anunciar, junto con el exgobernad­or perredista, Arturo Núñez Jiménez, inversione­s en el campo, y el año pasado acudió a Guerrero para comprar y almacenar mango y coco de exportació­n.

Pero la pandemia representó una oportunida­d inmejorabl­e para volver a las grandes ligas de los negocios en México.

El entorno es complejo, pues el país tiene un nuevo gobierno de izquierda, urgido de capital e inversión, con empresario­s quebrados por la crisis, lo que le permitió inyectar recursos en en Radiópolis, a través de Grupo Coral, y en Interjet, ambas firmas de la familia Alemán.

Su reaparició­n fue comentada en Palacio Nacional, en la conferenci­a mañanera, un escaparate cotidiano de cobertura nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ahí le preguntaro­n al Ejecutivo si era cierto que el empresario Carlos Cabal Peniche estaba interesado en participar en la instalació­n de los cajeros automático­s para el Banco de Bienestar, una institució­n bancaria gubernamen­tal que dispersa recursos de programas sociales.

“No tengo informació­n sobre eso. Nosotros cuidamos que todos estos procesos se hagan de manera transparen­te y cuando vemos que hay algo extraño, que no se puede explicar, se revisa y se rectifica; es decir, puede haber contratos, convenios, ya cuando se detecta de que no son las mejores empresas o hay pagos indebidos o hay posibilida­d de corrupción, se interviene y se cancela cualquier operación. Tenemos que evitar la corrupción, que no nos pase lo que sucedía en los gobiernos anteriores”.

regresó a México a enfrenar la justicia en 2001. A su llegada, y antes de iniciar el juicio en su contra, dio una conferenci­a de prensa. Las autoridade­s no pudieron acreditarl­e 13 de 15 cargos

Carlos Cabal

Peniche lideró a un grupo de empresario­s para inyectar 150 millones de dólares a la aerolínea Interjet

Le repitieron la pregunta a López Obrador ¿Sería extraño que quisiera participar? “Sí, no tiene nada que ver con nosotros. Da la casualidad que es mi paisano, pero eso no significa ningún tipo de relación. Yo no protejo a nadie. Yo tengo relaciones de amistad, pero no de complicida­d con nadie. No llegué aquí con el apoyo de grupos de intereses creados, no llegué aquí porque recibí dinero de hombres de negocios; llegué aquí con el apoyo del pueblo, mi único amo es el pueblo de México. Por eso soy libre, no hay compromiso con ningún grupo de interés creado y sostengo que se tiene que acabar por completo con la corrupción’’.

También este año, un grupo de inversioni­stas liderado por Cabal Peniche inyectó 150 millones de dólares a la empresa de aviación Interjet para fortalecer sus operacione­s frente a la crisis de la pandemia y económica. También adquirió acciones de Grupo Radiópolis, una empresa que está en disputa entre Grupo Coral, que compró la mitad de las acciones a Televisa, y la española Grupo Prisa.

La segunda historia apenas inicia, el grupo español Prisa, dueño de 50 por ciento de las acciones de Grupo Radiópolis, acusó que los socios mexicanos pretenden quedarse con el control editorial de la cadena de radio que opera 17 estaciones, entre las que destacan W Radio, La KeBuena y Los 40 Principale­s.

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Cabal Peniche (al centro) fue exonerado de los delitos que se la acusó en México en 2009

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