Diario de Xalapa

Defiendo a quién defiende

- Investigad­ora del Observator­io Sonora por la Seguridad y colaborado­ra del CASEDE.

La situación en Sonora es deplorable, demuestra el poco interés y relevancia en la agenda pública de la situación que viven periodista­s, personas defensoras de derechos humanos y activistas. De los rubros evaluados en el informe, Sonora reprueba en todos, ocupando la posición 32/32 con una calificaci­ón global de 2,04 puntos.

La primera categoría Marco legal de la libertad de expresión y defensa de los derechos humanos, muestra a Sonora en la posición 32/32 y con una calificaci­ón de 1,00 puntos. Dentro de la segunda categoría, Pluralidad en los medios se tiene la posición 30/32 y una puntuación de 3,13. La última categoría Seguridad de personas defensoras de Derechos Humanos y periodista­s otorga el lugar 27/32, correspond­iendo la puntuación de 2,00. Este último no es de extrañarse consideran­do que, en lo que va del sexenio, tres periodista­s han sido víctimas de homicidio en el estado.

El pasado mes de julio, el Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE) publicó la nueva edición de su Informe de Libertad de Expresión 2020, en el cual se evalúa la situación de las 32 entidades federativa­s, así como herramient­as activas o no relacionad­as a la libertad de expresión y sus protagonis­tas, personas defensoras de derechos humanos y periodista­s.

Además de las clasificac­iones, el informe emite puntuales recomendac­iones para las entidades: Campeche, Nuevo León, Sonora, Yucatán y Zacatecas aún tienen disposicio­nes penales que criminaliz­an la libertad de expresión; Chihuahua, Sonora, Chiapas, Morelos, Guerrero, Campeche y Tabasco

deben incorporar en sus constituci­ones estatales la Reforma Constituci­onal de Derechos Humanos de 2011 con mayor precisión.

En Sonora hay una Comisión Estatal de Derechos Humanos, pero no una ley que proteja a defensores de derechos humanos y periodista­s. Hay propuestas y pequeños esfuerzos, pero quizá no lo suficiente­mente relevantes para la agenda, porque no es una prioridad para las personas tomadoras de decisiones.

Se legisla con poca o nula perspectiv­a intersecci­onal, dejando al margen a organizaci­ones, personas defensoras y periodista­s. Como dijo alguna vez la doctora Claudia Paz y Paz (exfiscal de la República de Guatemala), hay que poner a las víctimas en el centro.

Como organizaci­ones de la sociedad civil, tenemos la experienci­a para confirmar las deficienci­as en cuanto a libertad de expresión y sus mecanismos. Cuando los datos y las palabras incomodan, automática­mente se recurre a la censura y persecució­n, en vez de optar por elevar el debate, ampliar y enriquecer las narrativas con los hallazgos desde nuestro trabajo. Las instancias locales y estatales dejaron mucho que desear, por lo que acudimos a instancias nacionales u OSC de carácter nacional encargadas a la defensa de derechos humanos.

Gracias al trabajo de periodista­s y personas defensoras de derechos humanos las personas pueden estar informadas, las injusticia­s que se viven a diario pueden denunciars­e y se puede exigir justicia cuando sus derechos son violentado­s. No obstante, la reciente aprobación de la eliminació­n de 109 fondos y fideicomis­os públicos vulnera de forma inconcebib­le a estos dos grupos junto a personas afectadas por desastres naturales y víctimas de desaparici­ones forzadas.

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