Toda elección medirá el ánimo electoral
Los parámetros
de las sociedades en su conjunto dan por resultado un veredicto, tal hecho hace saber y sentir las cualidades del gobierno en turno, pero también la de sus opositores.
Amucha gente le gusta fingir de un estatus socioeconómico alto o muy alto, el hecho de habitar una casa con planta baja y primer piso, la llaman casa de dos pisos, el tener un coche presentable, trabajo estable aunque quizá no muy bien remunerado, los hace aparentar una ficción de media clase alta, o de una clase media alta que despega hacia la esfera cuasi empresarial, cuando en la realidad son poca gente o familias las verdaderas ubicadas en la clase media alta y la clase alta. Pero la clase alta versión diamante es muy contada en nuestro país, ya que México y la propia psicología social parece que nos exige tener aires de grandeza financiera, cuando en verdad el ahorro por persona es casi nulo, ya que poca gente tiene inversiones de alto rendimiento y con capitales mínimos de 20 millones de pesos.
¿Por qué redondeo a los 20 millones de pesos exactos? La razón es muy simple, es el equivalente a tener un solo millón de dólares en EU, y lo cual significa que con esa cantidad cualquier mexicano se siente millonario.
Creo que para sentirse como tal, hay que tener y manejar cantidades de inversión superiores a los 300 o 500 millones de pesos mexicanos. Esto viene a colación debido a la constante comparación de capitales alcanzados por comerciantes medianos y semi grandes, aquí en el estado de Veracruz, la gran mayoría somos burócratas, magisterio, comerciantes en pequeño, prestadores de servicios y demás clasificaciones.
Las recientes elecciones yanquis no resultaron ser en apariencia un rotundo éxito para el partido republicano, aún con la devaluación que se vive allá y se refleja acá en México, y uno de los factores es la amable presencia del magnate Donald Trump, quien instigó indirectamente a la violencia postelectoral al no haber ganado su reelección para la presidencia, y no hay que olvidar que dicho personaje sigue siendo un deudor mayor del fisco en su patria, en pocas palabras, no ayudó en nada a la causa republicana, sino que entorpeció el ánimo electoral ya existente entre los votantes, y muy pronto se verá cómo quedará el mapa político electoral en tal país.
Aquí en México el ánimo social está muy encendido, hay versiones contrapuestas, el señor presidente AMLO sabe muy bien cómo van todas las corcholatas, tanto en su partido Morena, que ha dado evidencias de roces y ciertas fracturas a su interior –así como en otras opciones-, y el restañarlo de urgencia es tarea no del presidente de la República, sino de la militancia morenista y su dirigencia.
El ánimo social se crispó en la elección entre Felipe Calderón y López Obrador, ya que el margen de votación fue en realidad mínimo, y a lo cual en otras legislaciones electorales hubiera dado pie a una segunda ronda electoral, sin embargo, Calderón dijo que había ganado, “haiga sido como haiga sido”.
En aquella ocasión quedó muchísima gente bastante inconforme, yo fui uno de los más asiduos simpatizantes de tal opción político electoral. Actualmente todo ha cambiado en su contexto, la vorágine socioeconómica nos trae de prisa y hasta preocupados, pero hay que aceptar la democracia y abrazarla como única opción viable de manifestarnos y darle dirección al país en su totalidad.
Las recientes elecciones yanquis no resultaron ser en apariencia un rotundo éxito para el partido republicano, aún con la devaluación que se vive allá y se refleja acá en México, y uno de los factores es la amable presencia del magnate Donald Trump