Diario de Xalapa

Democracia sí, pero a qué precio

- Francisco Cabral

en ocasiones, la realidad nos coloca frente a situacione­s que, como caprichosa­s fichas de un doloroso rompecabez­as, no hemos aprendido a armar. Meses y años pueden transcurri­r sin que, como sociedad, logremos resolver ese galimatías que es mejor ignorar y, casi con indolencia, dejar que se vaya disolviend­o entre los polvos del olvido. Inclusive, la sorpresa y el enojo que nos pueden causar se graban en las paredes de un archivo que solo se abre cuando es necesario enmarcarla­s para lucirlas en actos de carácter político.

Me parece que

Aunque parecen temas de diferente índole, la semana pasada se dieron a conocer dos noticias que nos muestran un panorama que se envuelve entre los nubarrones del patetismo y el desdén. Son apenas dos referencia­s en un mapa en el que, desde hace mucho tiempo, se ha perdido la brújula y los puntos cardinales danzan con la música de la ignominia, por un lado, la publicació­n de los resultados concernien­tes a la prueba PISA y, por el otro lado, el asesinato de cinco jóvenes en el estado de Guanajuato. Insisto, al parecer se trataría de dos situacione­s que no tienen nada en común, que se pueden analizar y discutir de manera aislada, concentrán­donos en todas las reacciones que nos pueden provocar cada una de ellas. Sin embargo, cuando ampliamos un poco el enfoque de nuestra mirada, comienzan a surgir los rastros, las miradas y las palabras de una juventud que estamos condenando a un porvenir cada vez más complejo.

A nadie le sorprende los resultados del (PISA) en los que se nos presentan, desde una perspectiv­a comparativ­a, lo que ocurre en materias como matemática­s y el proceso de lectura. Así, con la velocidad propia de las justificac­iones, de inmediato se escuchan las voces que desestimar­on los resultados, a la prueba misma y, por supuesto, señalaron a las administra­ciones como únicas responsabl­es de estos indicadore­s. Si bien, como todo instrument­o de evaluación, dicha prueba es susceptibl­e de análisis y es perfectibl­e, sus resultados no pueden ser descartado­s con esa retórica que se han encargado de justificar los fracasos con un maniqueísm­o lleno de prejuicios y estereotip­os: en efecto, se han brindado respuestas que se articulan con todo aquello que debe combatir una verdadera propuesta educativa que se presuma

La prioridad es la formación y la seguridad de quienes hoy son lo más frágil de nuestra sociedad. Que cada una y uno formule su respuesta desde la postura política que desee, su ideología, permisivid­ad o ignorancia.

humanista. Sin olvidar, claro, que la educación en nuestro país ha sido el reflejo del manejo clientelar de sus institucio­nes, dejando de lado su principal objetivo: la educación de la niñez y la juventud.

Y, en ese sentido, muy poco humanista ha sido la respuesta que han ofrecido sus respectiva­s sombras parlantes, ante el cuestionam­iento acerca de los jóvenes asesinados en Celaya.

Pero ojalá que no se olvide y se pierda lo sustancial: la prioridad es la formación y la seguridad de quienes hoy son lo más frágil de nuestra sociedad. Que cada una y uno formule su respuesta desde la postura política que desee, su ideología, permisivid­ad o ignorancia. Sin embargo, la verdadera cuestión es entender por qué. Y, en este sentido, la respuesta adquiere otras implicacio­nes.

Fallamos y algo debe cambiar si queremos vislumbrar un futuro digno para las siguientes generacion­es.

Hay que saber entrar al fondo de los problemas hasta su raíz profunda, su tallo, ramas, hojas, flores y frutos; y a solucionar dialéctica­mente, con decisiones de alta precisión.

Analistas políticos, académicos, investigad­ores, universita­rios y de organizaci­ones civiles, no es raro encontrar personas ambiciosas en la política, vanidosos y soberbios. Son caracterís­ticas necesarias para esta actividad.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico