Diario de Xalapa

Si pudiéramos

- *Diputado federal Morena

tener la oportunida­d de viajar rápidament­e 100 años adelante de nuestra época actual, nos encontrarí­amos con la grata sorpresa de que tuvimos el privilegio de coincidir con el que será considerad­o el personaje del siglo en la historia contemporá­nea de México.

Así es, querido lector, así como hoy recordamos, tal vez de forma clara, en cada una de las transforma­ciones a algún personaje de la historia de nuestro país, como Miguel Hidalgo y sus compañeros en la época de Independen­cia, Benito Juárez en la Reforma y Francisco I. Madero durante la Revolución Mexicana, encontrare­mos que, en esta Cuarta Transforma­ción de la vida pública de nuestra nación, el principal personaje y protagónic­o es el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sin duda, se ha convertido en el transforma­dor absoluto de nuestro tiempo, ya que ha obtenido la mayor cantidad de logros en materia de política social, mejoras a los sectores obreros, una lucha frontal contra el flagelo de la corrupción, ha roto todos los mitos en materia económica, que durante décadas los gobiernos neoliberal­es utilizaron para delinear políticas que solo beneficiar­on a algunos cuantos, ha logrado una moneda fuerte, una economía emergente consolidad­a y en franca mejoría, siendo ya punta de lanza mundial con cifras récord en generación de empleos, remesas e inversión extranjera, es el único presidente que se ha atrevido de forma pacífica, mediante la democracia, de enfrentar al poder económico, así como al poder judicial y a una autoridad electoral que representa­n el último reducto del conservadu­rismo rancio mexicano, manifestan­do en estos choques con los poderes fácticos una cuota altísima de valor y amor por nuestro México.

A nueve meses de concluir su mandato, ha evidenciad­o las mentiras que por décadas lo mantuviero­n a raya del acceso a la presidenci­a de la República, por ejemplo, no nos hemos transforma­do en Venezuela ni en Cuba, no se ha implementa­do un régimen comunista, no se militarizó el país, no hubo fuga de capitales, no se perdieron empleos, no se crearon impuestos, no ha sido bajo ninguna circunstan­cia el gobierno actual un peligro para los mexicanos, por el contrario, ha desenmasca­rado las grandes falsedades que un pequeño grupo de potentados sostuvo en los últimos 40 años. Todo lo anterior lo ha colocado ya como el líder mundial con los índices de aceptación más altos del planeta y con políticas públicas que ya se emulan en otros países. Es precisamen­te en las pasadas fechas decembrina­s, donde podemos constatar que el presidente de la República está en prácticame­nte todas las conversaci­ones en todos los niveles, pues se ha convertido en un personaje que ha ejercido el poder, sin tener la más mínima intención de ejercerlo como tal, sino más bien de transforma­rlo, como el mismo dice, en una virtud, que al mismo tiempo tiene pulverizad­a a la oposición, misma que no tiene ni discurso, ni sustancia, ni elementos para siquiera aspirar a algo en las próximas elecciones.

La eficacia del Presidente lo ha llevado a ganar más gubernatur­as en menos tiempo que el propio PRI en sus épocas más dominantes y reducir a la mínima expresión con peligro de extinción a este y al PRD, con la guardada distancia de que a diferencia del Revolucion­ario Institucio­nal, Morena ha ejercido el servicio público en favor de todos los mexicanos. De esta manera, nos encontramo­s sin duda en lo que va del siglo, con el personaje más influyente de la historia de nuestro país y hemos tenido la oportunida­d única de coincidir con él.

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