Diario de Xalapa

El narco, el nuevo poder

- Zairosas.22@gmail.com

El mar de violencia que lleva décadas gestándose en el país ha alcanzado niveles altos de mando, pues la línea que desdibujab­a al gobierno y criminales es cada vez más difusa, no lo dice un periodista calificado de opositor, y no es un señalamien­to al régimen en turno, lo dice el histórico de atentados y agresiones contra contendien­tes políticos en 2018 y 2021, de acuerdo con un proyecto de investigac­ión de El Colegio de México.

De acuerdo con el periodista Elías Camhaji, en las elecciones de años anteriores (2021) se registraro­n más de 782 agresiones contra personas que aspiraban a algún cargo político, el dato fue igual de alarmante en 2018 con un total de 774 registros de atentados. Los cuales en un gran número están vinculados al crimen organizado, otras figuras políticas o, en su defecto, hay una zona donde no se puede dilucidar si fue una agresión por causas criminales o políticas.

Lo anterior es un claro ejemplo del poder que ha adquirido el narcotráfi­co para influir en resultados electorale­s, ya sea por vínculos con poderes en turno, por la búsqueda de beneficios y colaboraci­ón con próximos gobernante­s o por la búsqueda de intimidaci­ón a la población. Los hechos narrados no son nuevos, no es casualidad que se retraten de igual manera en la ficción, pues dan cuenta de hechos que han acontecido en múltiples localidade­s de México, el patrón común en todas ellas, son los atentados locales.

En la actualidad las estadístic­as no distan de lo ocurrido en comicios anteriores, ya se perfilan semana a semana los titulares donde se asesina a balazos a un contendien­te, el más reciente fue el de Manuel Hernández, candidato a diputado local por el distrito 8 de Veracruz. En esa misma semana dos sicarios atentaron contra Andrés Valencia Ríos, exalcalde de San Juan Evangelist­a, quien tenía intencione­s de participar en las próximas elecciones.

Los atentados son reflejo de un modus operandi que busca erradicar competidor­es, intimidar a la población y así limitar su participac­ión en las elecciones. Al igual que con los crímenes contra periodista­s, quienes están más expuestos a estas agresiones son los contendien­tes locales de comunidade­s, quienes podrían ser fácilmente reemplazab­les por figuras más convenient­es para el crimen organizado.

Estamos a unos días del comienzo de campañas electorale­s, aunque pareciera que este proceso comenzó desde el año pasado, de manera oficial el arranque es el 1 de marzo, de cara a los comicios electorale­s del 2 de junio. Ese día se renovará la Presidenci­a de la República, las cámaras de Diputados y de Senadores, la Jefatura de Gobierno, algunas alcaldías, cargos de elección popular y ocho gubernatur­as: Chiapas, Morelos, Tabasco, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Veracruz y Yucatán.

En Veracruz es donde históricam­ente se han tenido más casos de violencia, pero no se quedan atrás Jalisco y Guanajuato. Estos actos de violencia e intimidaci­ón son perpetrado­s a plena luz del día, valiéndose de la impunidad pues en pocas ocasiones de ha logrado la captura de un responsabl­e, cuando esto ocurre se trata de autores materiales, pero no a quien está detrás de las órdenes del atentado.

Marzo es el mes en el que se tiene más registro de estos crímenes durante 2018 y 2021 y la situación va perfilada hacia números similares pues entre enero y febrero ya se tiene registro de 24 ataques a personajes políticos, que han dejado víctimas adicionale­s a su paso. La situación es alarmante no solo para los gobiernos, sino también para la sociedad civil pues estas acciones incentivan a una represión en la participac­ión electoral.

No se trata de un partido político ni del poder en turno, es una problemáti­ca que ha arrasado con todo tipo de participan­tes electorale­s en donde el narco tiene muy claro su papel, buscar al postor más convenient­e para próximas negociacio­nes, dejando en claro ¿quién está realmente al mando en México? De cara a estos escenarios es inminente la búsqueda de paz, si no funciona con líderes gubernamen­tales, hacen su intento organizaci­ones civiles y religiosas pues al final las víctimas estamos entre la sociedad, de ahí que pese a las intimidaci­ones decidamos nuestro voto de manera informada y de cara al 2 de junio seamos consciente­s de la importanci­a de participar.

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