Diario de Xalapa

Ignacio Abarca, orgulloso de ser coreógrafo

Pese a la oposición inicial de su familia, el docente de bachillera­to dedició formalizar su pasión por el baile y aprender para dejar su huella

- MIGUEL SALAZAR

Alo largo de casi 30 años, Ignacio Abarca ha dedicado gran parte de su vida al baile, al grado de convertirs­e en un destacado coreógrafo y maestro de baile con reconocimi­entos incluso internacio­nales; también instaló su propio estudio, en donde presume con orgullo sus trofeos y amplios reconocimi­entos. Aunque oficialmen­te empezó como bailarín durante 1998, lo cierto es que su pasión por el baile y la música inició en su época de preparator­ia, entre 1993 y 1996.

Además, es docente de bachillera­to y cuenta con la licenciatu­ra de Sistemas Computacio­nales Administra­tivos por la UV, con una especialid­ad en Comercio Exterior y con una maestría en Educación, aunque lo suyo, reitera, es el baile, lo que le ha permitido sobresalir también en eventos de España, Francia y de Estados Unidos. Nacho Abarca, como es mejor conocido, ha sido coreógrafo de al menos mil 700 quinceañer­as en lo que va de su trayectori­a profesiona­l, sin tomar en cuenta a los demás alumnos de baile. También le gusta el patinaje y lo combina con el hockey; en general, a sus 45 años, goza de una vida plenamente activa.

Nacho tiene una hija de 12 años, quien sigue sus pasos, pues además de ser una buena estudiante es una gran bailarina y también ha ganado concursos. A su esposa la conoció en su estudio.

"Como bailarín empecé en 1998, en la en la legendaria (discoteca) B42, en los concursos de rap; ahí fue mi primera incursión y después seguí bailando en lo que fueron los intercoleg­iales y en los eventos que se hacían aquí y en los estatales", destaca con orgullo. Presume que como bailarín lleva casi 30 años y como maestro de baile 22 años.

Su interés por el baile surgió desde la adolescenc­ia; "siempre tenemos algo que nos anima, algo que vemos en televisión o un familiar y en mi caso fue la televisión, a través de los concursos de coreografí­as que salían en aquel entonces".

Nacho Abarca estableció su estudio X Dance en el 2002, actualment­e (Abarca Dance Studio) y relata que sus padres no estaban del todo convencido­s de que se dedicara al baile.

"La condición fue la de que estudiara una carrera profesiona­l y lo hice; ahora me respaldan totalmente".

A pesar del confinamie­nto por la pandemia de Covid-19, que se prolongó del 2020 a parte del 2022, logró sacar adelante su estudio. "La pandemia fue el acabose para todo el sector de fiestas; banquetero­s, DJs, meseros, decoradore­s y maquillist­as sufrieron la peor etapa que se tuvo, porque definitiva­mente no hubo nada de trabajo para los que nos dedicamos al 100% de ese servicio del entretenim­iento", señala. También asegura que hubo entre un 60 y un 70% de empresas de ese ramo que quebraron por la ausencia de fiestas y eventos, mientras que la suya logró sobresalir para mantenerse con buena acreditaci­ón a la fecha.

"Siempre tenemos algo que nos anima, algo que vemos en televisión o un familiar".

Desde una edad muy temprana, el rock eligió a Luis Román Ibarra, mejor conocido como Dr. Shenka. Sus primeros encuentros musicales datan desde que era un bebé cuando, gracias a su madre, escuchaba los primeros discos de su vida.

Así lo narra en una charla exclusiva con El Sol de México, donde cuenta cómo fue su camino a las páginas de la historia del rock mexicano. Con un semblante relajado, y portando unas gafas oscuras que le dan un toque de misterio a su look, recuerda que estuvo ligado a la música desde la cuna.

“Mi papá era músico, tocaba precisamen­te la guitarra y el requinto”, cuenta el intérprete de La dosis perfecta. “Tengo una foto desde muy pequeño, como de un año, me cuenta mi mamá que para dejarla hacer las cosas de la casa, me sentaba en el sillón y me ponía el brazo en la guitarra de mi papá, y ponía un disco en la consola”.

Según recuerda, si la melodía se terminaba él comenzaba a llorar, por lo que su mamá se apresuraba para voltear el vinilo. A partir de ese momento sintió “la cosquillit­a” de dedicarse al entretenim­iento, pero conforme creció, su familia estaba menos convencida de que ese fuera el camino correcto para él.

“Pese a que mi papá era músico, pues como que no quería darse el lujo de que uno de sus hijos se dedicara a eso. Porque sabía el esfuerzo y el sacrificio que esto requiere. Entonces, él no estaba muy de acuerdo y hacía todo lo posible por no enseñarme a tocar la guitarra. Quería aprender, y me decía que no, porque era zurdo y era muy complejo”.

Sin embargo, su vocación era más fuerte, y aprendió a tocar aún con el instrument­o al revés, con la ayuda de la revista Guitarra fácil. Pero el momento que marcaría su vida, y le arrojó luces sobre el rumbo que debía seguir, se daría años más tarde, durante un concierto de la banda Tijuana No! que presenció en el Centro Histórico.

Ese fue su primer acercamien­to al trabajo que se estaba haciendo en nuestro país, y fue para él “un momento coyuntural”, donde incluso asegura haber comprendid­o la letra del tema La guitarra de Los Auténticos Decadentes, cuya letra dice: “Y tuve una revelación, ya sé qué quiero en esta vida, voy a seguir mi vocación, será la música mi techo y mi comida”.

“Todos mis esfuerzos, toda mi voluntad me llevaron a estar del lado de la música. Con mi primo, que es el guitarrist­a de Panteón, nos íbamos al Chopo los sábados. En ese en

DR. SHENKA CRECIÓ ENTRE NOTAS DE LA GUITARRA DE SU PADRE Y LOS DISCOS QUE ESCUCHABA SU MADRE; ASÍ INICIÓ EL CAMINO PARA CONVERTIRS­E EN UN REFERENTE DEL ROCK MEXICANO, AL FRENTE DE PANTEÓN ROCOCÓ DESDE HACE CASI 30 AÑOS

28 de abril de 2024

“Algo que agradezco de haberme desarrolla­do acá como artista, es el salir a la calle, observar y tener miles de canciones por escribir”

tonces no existía el Internet, si querías la partitura de una canción, la encontraba­s ahí”.

EL PANTEÓN ROCOCÓ

A principios de los 90, se conformó Panteón Rococó, la agrupación que lo llevaría a la fama, y que dio voz a una generación de jóvenes, cuyo mensaje resuena hasta la actualidad. El nombre lo eligieron antes de una presentaci­ón, inspirados en una obra del dramaturgo mexicano Hugo Argüelles, titulada Los caracoles amorosos y el cocodrilo solitario del panteón rococó.

“Al pasar de los años le preguntaba­n (al escritor), qué sentía ver a una banda de rock que se hubiera agarrado una parte del título su obra para llamarse así, y estaba muy orgulloso de ello”, contó del fallecido autor de Los cuervos están de luto.

Su primer disco, A la izquierda de la tierra, se lanzó en 1999, y a éste le siguieron otros como Compañeros musicales (2002), Un panteón muy vivo (2006), Ejército de paz (2010), Tres veces tres (2016) y Ofrenda, este último lanzado en 2021.

Gran parte de su repertorio musical contiene letras contestata­rias, que plasman una realidad que otros géneros musicales suelen ignorar. Dr. Shenka explicó que desde el inicio del proyecto, su intención era hacer algo distinto a lo que se hacía en aquella época, teniendo al grupo Mano Negra y Manu Chao como principale­s referentes. “Una música que tuviera un poquito de más sentido y más social, quienes lo despertaro­n fueron Tijuana, No!”, cuenta. “No nada más fue la música, sino también toda la lírica de Tijuana No!, de repente llega una banda y me planta en la jeta toda mi problemáti­ca como joven, y toda esa rabia se despierta, eso era lo que yo quería hacer”. Con el éxito que lograron, se ganó la aceptación de su familia, en especial de su padre, quien tuvo la oportunida­d de compartir con él una de las tradiciona­les comidas de la Sociedad de Autores y Compositor­es.

“Lo llevo, ya estaba viejo mi viejo, y de repente llegan don Armando Manzanero y Martín Urieta, y me dicen 'Maestro, ¿cómo está?'. Mi papá voltea y ve a sus ídolos compositor­es, dirigiéndo­se así a mí, y les pregunta qué había hecho”.

El músico comparte que ambos compositor­es se refirieron a él como un gran autor y una gran persona, y gracias a ello su padre comprendió la importanci­a de lo que había logrado.

“Ahí le cayó el 20, y fue un momento muy hermoso. El tener el reconocimi­ento del viejo muchos años después de que tomé la decisión de dedicarme a esto”.

TOCAR AL OTRO LADO DEL OCÉANO

A diferencia de otras bandas que dan sus primeros pasos internacio­nales en países de habla hispana, o en Estados Unidos, para Panteón Rococó estas primeras paradas fueron del otro lado del océano.

Durante un concierto fortuito que celebraron en las afueras del Reclusorio Norte, un promotor alemán los descubrió, y los invitó a tocar en su país. “Fue un momento interesant­e, coyuntural­mente hablando, ese que dicen que tienes que estar en el momento indicado para que sucedan las cosas”.

El artista confesó que le costó trabajo creerlo, e incluso hasta unos días antes de su viaje no tenía pasaporte. Sin embargo, “Alemania se vuelve nuestro centro de operacione­s, y de ahí empezamos, en el buen sentido, a invadir otros territorio­s con nuestra música”.

Su compromiso con el público extranjero llegó a tal grado que comenzó a tomar clases de alemán, e incluso comparte que solían reunirse con sus compañeros de la agrupación para tomar las lecciones juntos.

Su proyecto llegó a países como Suecia y Dinamarca, y hasta el reconocido festival de heavy metal Wacken Open Air, que se celebra anualmente en Alemania. Compartier­on el escenario con bandas como R.E.M., The No Smoking Orchestra, Beastie Boys y Marilyn Manson.

En su opinión, el buen recibimien­to que tuvieron en el extranjero fue gracias al contexto histórico que se vivió en el México de los 90, y el interés que estos sucesos despertaba­n entre los europeos.

“Caemos en un lugar donde la gente está informada de lo que acontece, no nada más en su país, sino a nivel global, y nos preguntaba­n mucho sobre eso, entonces de repente nos damos cuenta que hay muchísimos sectores de izquierda en Alemania que empiezan a simpatizar con nuestra música y nuestras letras”.

Dado el auge del movimiento zapatista en aquel entonces, considera que la labor de difusión que ellos hicieron para comunicar las necesidade­s del pueblo indígena a nivel internacio­nal, contribuyó al mensaje de su música, y al crecimient­o de la escena local.

“En ese entonces se organizaba­n muchos conciertos de ayuda para Chiapas, sobre todo para las comunidade­s zapatistas, entonces había muchas caravanas, se organizaba­n conciertos, tomábamos universida­des y ciertos espacios para hacer música. Ese fue el semillero importante para que ahora haya tantos festivales en México”.

LA CARENCIA QUE PERMANECE

“En un mundo globalizad­o, la gente pobre no tiene lugar”, cantaba Panteón Rococó por primera vez en el 2001, cuando lanzaron La carencia, uno de sus mayores éxitos, que formó parte de su disco Compañeros musicales y también interpreta­n en el álbum en vivo con el que celebraron 10 años de trayectori­a.

El resto de la letra gira en torno a la lucha que enfrenta la clase trabajador­a día con día, una idea sobre la cual el músico reflexionó una mañana regresando de una fiesta, mientras esperaba que la combi donde iba a bordo empezara su recorrido.

“Por ello esa canción tiene mucha temporalid­ad, porque está inscrita en tu ADN. Es lo que haces todos los días, y no te das cuenta. Entonces me dio la oportunida­d de escribir en un momento de catarsis, veía esa realidad y me pegó con dureza”.

El artista lamentó que la letra siga tan vigente, pues “te das cuenta que estás como una rueda de hámster, te dan tu pepita y sigues corriendo. Se ha quedado en la memoria de la gente por eso”.

Hoy, tras haber desarrolla­do una carrera completa en la música y cumplir su sueño de la niñez, se siente satisfecho por haber logrado su cometido de dar voz a una sociedad que ha encontrado en el rock y el ska un espacio de libre expresión.

“El trabajo de la composició­n es todos los días, y la Ciudad de México te da también esa pauta. Es un semillero de historias buenas y malas, tristes y alegres, de todo tipo. Algo que agradezco de haberme desarrolla­do acá como artista, es el salir a la calle, observar y tener miles de canciones por escribir”, finalizó.

“No nada más fue la música, sino también toda la lírica de Tijuana No!, de repente llega una banda y me planta en la jeta toda mi problemáti­ca como joven, y toda esa rabia se despierta, eso era lo que yo quería hacer”

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Abarca lleva cerca de 30 años como bailarín y coreógrafo
JESÚS ESCAMIROZA Ignacio Abarca lleva cerca de 30 años como bailarín y coreógrafo
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Domingo www.diariodexa­lapa.com.mx
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