Estrés e infartos cerebrales
Se considera al infarto cerebral como una de las primeras causas de incapacidad permanente en adultos así como la segunda causa de muerte y demencia. Los infartos cerebrales (o denominada enfermedad vascular cerebral) pueden presentarse a cualquier edad aunque su frecuencia se incrementa particularmente en personas mayores a los 65 años.
Si usted presenta en forma súbita problemas para articular palabras o comprender el lenguaje, mareos o vértigo con visión doble o borrosa, debilidad en una mano o en un brazo, adormecimiento de las extremidades, dolor de cabeza intenso es recomendable acudir a la brevedad a su médico ya que estos datos pueden presentarse en pacientes con un infarto cerebral.
Actualmente es posible mejorar algunas de las secuelas de esta enfermedad si se actúa a tiempo gracias al desarrollo de fármacos como los llamados trombolíticos ya si estos se administran dentro de las primeros minutos del inicio de la aparición de los síntomas mejoran mucho el pronóstico de los pacientes. Actualmente existen estudios de imagen que permiten la confirmación de un infarto cerebral desde los primeros minutos de la aparición de los síntomas.
Lo interesante es que muchos casos pueden prevenirse con una serie de medidas que no incluyen necesariamente el uso de fármacos. Existe completa certidumbre en cuanto a la importancia que tiene el modificar ciertas conductas y adoptar estilos de vida denominados como “saludables” y entre ellos destacan:
Suspender el tabaquismo o la exposición al tabaco, beber con moderación, consumir pescado además de frutas y verduras regularmente, reducir la ingesta de sal, reducción de la cintura abdominal (varones menos de 90 centímetros, mujeres menos de 80) o efectuar actividad física regular.
Potenciador
Se sabe que el hábito de fumar incrementa sustancialmente las probabilidades de incrementar un infarto cerebral incluyendo entre los fumadores “pasivos”. Un estudio efectuado en China por ejemplo, reveló que entre estos fumadores pasivos existe una mayor probabilidad de presentar la enfermedad cerebrovascular. De igual manera hay evidencia de que el consumo excesivo de alcohol, cocaína y anfetaminas incrementa el riesgo de presentar una enfermedad cerebrovascular.
El estrés psicosocial definido como el esfuerzo oca- sionado por situaciones agobiantes que originan trastornos psicológicos a veces graves que algunos definirían como una “sobrecarga”. Causas frecuentes incluyen: el divorcio, los asaltos, los accidentes o las pérdidas de algún familiar.
En algunos estudios se ha demostrado que se produce un incremento en la producción de ciertas sustancias que normalmente produce el organismo como el cortisol o la adrenalina lo que puede desarrollar cambios a nivel de la circulación arterial para favorecer la aparición de trombos (coágulos en las arterias) o arritmias cardiacas.
Si bien existe interés generalizado en difundir estos estilos de vida entre la comunidad la responsabilidad de adoptarlos corresponde exclusivamente a nosotros a fin de mejorar la calidad de vida y apartarnos de los peligros que representa el infarto cerebral.